Todo comenzó como un proyecto universitario. Su formación en Negocios Internacionales llevó a Dagoberto Raygoza a fusionar sus raíces de una familia que vivió del campo en El Arenal, Jalisco, hacia un producto final. El desarrollo no le tomó dos días, pero lo consiguió.Su origen le dio herramientas para hacer posible el Tequila Don Cayo, el producto emblema de su compañía, y con el que logró hacer posible la tradición familiar. Orgulloso comparte que sus abuelos fueron jimadores, y su tradición se remonta a los primeros años del siglo pasado. Su padre se sumó al trabajo de campo desde niño y así siguieron dándole valor a la tierra donde Dagoberto creció. “Mi papá le ayudaba a mi abuelo desde que tenía ocho años, cargando leña y acarreando las mulas; siempre hemos estado relacionados con la producción primaria: la plantación de agave, la siembra del maíz, la ganadería, campesinos todo el tiempo. Mucha gente se dedica al trabajo de campo en El Arenal, somos la puerta de entrada a la Ruta del Tequila, la gente está familiarizada con la industria que genera muchos empleos tanto en la siembra, en la jima y todos los que transforman el agave”.Luego de tres generaciones y ocho décadas de arduo trabajo, Dagoberto hizo posible el trabajo de su familia al constituir su empresa en 2005, dando empleo a muchas familias y a partir de ahí se encontró con los desafíos de la comercialización de un producto. Él ya conocía y dominaba los procesos vinculados con la tierra, ahora debía distinguirse en una competida industria. Inició con el nombre, quería algo popular, pegajoso, así que se enfocó en los personajes históricos y familiares dándole un giro, así surgieron nombres como El Descarriado, pensando en una figura como Pancho Villa, o Tequila Raygoza afianzando la marca familiar, por ejemplo, o Tequila Inquieto de reciente creación; sin embargo, homenajear a su padre le dio el producto emblema de su compañía. “Intenté registrar varias marcas y fue muy difícil porque algunas se parecían, otras ya estaban y era un trabajo arduo en el IMPI para asegurarnos de que nada era similar. Mi papá se llama Leocadio Raygoza, le dicen Cayo, y pesé: ‘Si hay Don Julio, puede haber Don Cayo’”, y así surgió la línea de un producto conmemorativo. Las desventajas de competir en un mercado local con grandes industrias hicieron que Dagoberto enfocara mejor la estrategia de su tequila. Si la distribución en Occidente y Centro del país es complicada, y el proceso de un producto artesanal no se paga adecuadamente en la tierra donde se produce el tequila por la gran oferta, debía observar otros horizontes, salir del Paisaje Agavero y encontrar nuevos mercados. Y los encontró. Tequila Don Cayo es una marca cotizada y bien distribuida en el epicentro turístico del Sureste: Playa del Carmen, Cozumel y Cancún son los principales puntos donde fue recibido con éxito luego de que llevara a una Expo la belleza de una botella conmemorativa personalizada con detalles de repujado que guardaba un tequila añejo y extra añejo que pudo convencer a los paladares exigentes acostumbrados a grandes marcas.Así fue como se abrió camino, luego vinieron más destinos y encontró otro nicho de mercado en Los Cabos. Actualmente el producto se distribuye en Estados Unidos y Canadá, y para el director de la compañía lo más importante es mantener la personalidad artesanal, pues como comenta “para qué llevar un tequila que puedes comprar en todas partes, el turista extranjero elige los productos que no va a encontrar en su país”.Para Dagoberto encontrar espacios para comercializar su producto a nivel local ha sido difícil, colocar sus botellas en tiendas de vinos le ha costado más de lo que esperaba, pues ganar un espacio en un estante junto a tequilas que tienen un proceso industrial de alto volumen y que se exportan a muchos países ha resultado muy costoso, así que prefirió no remar contracorriente y fluir en los mercados donde su producto es apreciado. “Cuando quise entrar a mercados como Guadalajara y CDMX, y al no conocer la marca, fue más difícil encontrar un espacio en las tiendas para comercializarla”, pero no desistió, y por ello una botella de tequila Don Cayo extra añejo black, por ejemplo, puede cotizarse por encima del que tiene cualquier otro tequila comercial. "Mi producto tiene el valor que le corresponde al proceso artesanal" Dagoberto Raygoza, director de Tequila Don Cayo Para quienes disfrutan del tequila y buscan productos artesanales Tequila Don Cayo tiene las puertas abiertas, como la mayoría de las haciendas en la Ruta del Tequila, es posible visitar sus campos de agave y realizar catas maridaje privadas. Programa la tuya en www.tequiladoncayo.com CT