En 1998, con los cambios a la Ley del Servicio Público de Electricidad, la empresa Électricité de France (EDF) tuvo incursión en el sector eléctrico mexicano en la construcción, operación y mantenimiento de una central de ciclo combinado en Río Bravo, Tamaulipas, mediante la inversión de 254 millones de dólares. Un año después obtuvo otro permiso para otra central en Saltillo, Coahuila, y aunque en 2007 puso en venta su portafolio de activos, la gigante eléctrica fue una de las primeras firmas en incursionar en la generación eléctrica privada en México bajo el esquema de productor independiente, modalidad que el Presidente Andrés Manuel López Obrador calificó de ilegal en su iniciativa de reforma.Actualmente, el Gobierno federal vuelve a recurrir a la firma francesa, ahora para recibir apoyo en su Plan de Modernización de Hidroeléctricas. La empresa volverá a insertarse en el sector eléctrico nacional, ahora de la mano de la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE), que firmó un acuerdo de cooperación financiera y técnica con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y Électricité de France para impulsar la expansión y modernización del parque de generación a través de fuentes limpias, renovables y estables, y con ello poder alcanzar los compromisos que el Estado mexicano ha establecido con diferentes instancias a nivel internacional en materia de sustentabilidad.A través de estos acuerdos, la AFD apoyará a la CFE con recursos financieros por 200 millones de euros a un plazo de 25 años, en condiciones financieras favorables, recursos que serán destinados al desarrollo de proyectos basados en energías limpias.