Alrededor del mundo la filosofía ha sido relegada de la educación formal, muchas veces sacada de los planes de estudio de la educación media superior. Para muchos estudiosos, esto a largo plazo tiene resultados catastróficos, pues la filosofía nos enseña a pensar y a desarrollar un pensamiento crítico.Etimológicamente, la palabra “filosofía” viene de la conjunción de las palabras griegas “filo” y “sofia”, cuyo significado es “amor” y “conocimiento”. Este nombre concuerda con la vocación que ha tenido la filosofía durante decenas de siglos, ya que sus adeptos han buscado la verdad y el conocimiento (a pesar de que muchas veces arriesgaron su vida por ello). Es de la filosofía desde donde surgen los primeros caminos de la ciencia, por un lado, y de la reflexión del ser humano y su entorno, por el otro. Por todo ello, aunque la materia de filosofía en secundaria o preparatoria sea lamentablemente obsoleta, aún quedan universidades donde se pueden cursar licenciaturas, maestrías y doctorados en esta disciplina. Contrario a lo que podría pensarse, el campo laboral de los egresados de esta carrera puede tener muchos senderos a seguir.Si bien un investigador dentro de la academia es también un ensayista, esta labor es posible realizarla fuera de las universidades. El esloveno Slavoj Zizek (en la fotografía) o el surcoreano Byung-Chul Han son un ejemplo de ello, con actividades que van desde la conducción de documentales (en el caso de Slavoj) o la frecuente colaboración en medios de comunicación masivos (como Han). El éxito de sus trabajos se basa en la aguda reflexión sobre sucesos cotidianos, desde el comportamiento de los jóvenes hasta la trama de una película. Con su análisis buscan abrir un debate a partir de señalar los funcionamientos estructurales de los acontecimientos, algo a lo que solo se llega gracias al estudio de la filosofía y sus procedimientos.Un camino habitual de quienes estudian filosofía es seguir los estudios hasta un doctorado, para después permanecer en alguna universidad. Además de la docencia, un filósofo dentro de una casa de estudios tiene varias funciones, como la investigación más profunda en su campo de especialidad (con acciones que van desde la escritura de libros, traducciones, colaboraciones con revistas especializadas y ponencias).Un destino similar, aunque para este no es necesario continuar con maestría y doctorado, es dedicarse a la docencia en niveles medio superior. Por la naturaleza de esta disciplina, un egresado de la licenciatura en filosofía puede ser un experto en lectura y redacción, historia, sociología u otra materia de las ciencias sociales, siempre con un acercamiento crítico.Otra opción para quien cursa la licenciatura de filosofía es añadir una maestría en otra disciplina, pues muchos posgrados abren sus puertas a los egresados de carreras afines. Con ello la formación personal se enriquece, al mismo tiempo que se abre un abanico mayor en cuanto a las oportunidades de empleo.Aunque es un rubro poco explorado por los egresados (en parte porque no es tan publicitado) ser un asesor es una actividad donde un filósofo tiene muchas oportunidades de desarrollo. En la política y en los negocios hay problemáticas que sólo pueden encontrar nuevas directrices y soluciones con la mirada de un filósofo. Por ello existen agencias de consultoría que incorporan en sus equipos multidisciplinarios a profesionales con una formación en el análisis y las ciencias sociales.JL