El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), ya tiene una propuesta de cara al arribo del nuevo Gobierno. Para el organismo empresarial, la nueva administración federal debe ser una oportunidad para “corregir desequilibrios” que limitan el crecimiento, consolidar las fuentes de ingresos del Ejecutivo y tener una revisión “estricta” del gasto público.El CEESP destacó que si se logran las modificaciones, las políticas que se instrumenten podrán tener mejores resultados para disminuir la inflación, la volatilidad del tipo de cambio y habrá mayor certidumbre para invertir, que es el principal motor de crecimiento.En su Análisis Económico Ejecutivo, explicó que debe preservarse la estabilidad macroeconómica, mejorar la situación laboral, salarial y de seguridad, así como reducir la pobreza y desigualdad, que aumentaron por la pérdida de poder adquisitivo y la precariedad del mercado laboral en 2017.“Las decisiones de política económica serán fundamentales para evitar desequilibrios en los factores que fortalecen la estabilidad macroeconómica. Será necesario entonces vigilar el comportamiento de variables como la inflación, tipo de cambio, tasas de interés, reservas internacionales, las cuentas públicas y la balanza de pagos”, expuso el CEESP.Para 2018 se espera que las tasas de interés continúen elevándose por el impulso de la corrección al alza de las tasas de la Reserva Federal, como por la alta inflación en México, así como por la volatilidad del tipo de cambio.El entorno se ve “complejo” para el año que empieza, eso hace necesario plantear acciones que contribuyan a enfrentar eventos que pueden tener un impacto negativo sobre la actividad productiva.Por ejemplo, están la reforma fiscal en Estados Unidos, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la incertidumbre del proceso electoral en México.Se espera que la principal fuente de crecimiento del país en 2018 sea el consumo, como en los últimos años, pero muestra signos de que modera su ritmo de avance. La elevada inflación del año pasado se tradujo en pérdida de poder adquisitivo, lo cual llevó a que se presentaran variaciones negativas en las revisiones salariales.