El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, quiere eliminar el déficit federal y bajar el precio de los productos a base de aranceles. Pero lo que pasó durante su primer mandato (2017-2021) con el precio de las lavadoras pone en duda que vaya a conseguir su objetivo.Trump amenazó hace una semana con imponer aranceles del 25 por ciento a sus dos socios de América del Norte, Canadá y México, hasta que cese el flujo de drogas e inmigrantes ilegales. El sábado pasado, el republicano volvió a usar la misma táctica y señaló que los países del llamado BRIC (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos) serán castigados con un arancel del 100 por ciento si toman medidas para socavar el dominio del dólar en el sistema financiero mundial.Pese a que Trump está usando la amenaza para lograr concesiones de otros países, le reveló al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, durante la cena que mantuvieron el viernes anterior en Mar-a-Lago, que su intención es eliminar el déficit presupuestario a través de aranceles.El líder republicano también ha declarado que las tarifas a bienes importados provocarán un renacimiento del sector industrial estadounidense, a la vez que reducirán los precios para los consumidores.Así que la cuestión no es si Trump impondrá aranceles, sino su cuantía y su duración. Pero el uso de tasas aduaneras para conseguir estos objetivos es cuestionado por los economistas.El ejemplo que ponen expertos como Inga Fechner y James Knightley, economistas del banco ING, en contra de la eficacia de los aranceles para reducir el déficit e impulsar la economía local, es el de las lavadoras.En febrero de 2018, durante la primera presidencia de Trump, el Gobierno estadounidense gravó las importaciones de lavadoras fabricadas en China con una tasa del 20 por ciento.De acuerdo con los datos de ING, durante los primeros cuatro meses, mientras los establecimientos comerciales vendían sus existencias, los precios no sufrieron grandes cambios.Pero una vez estas se agotaron, los precios aumentaron un 12 por ciento. ¿Quién asumió este aumento del costo? Los consumidores en el 60 por ciento. Y el resto se distribuyó entre los vendedores, que asumieron menores beneficios, y los fabricantes, que bajaron sus precios.Los costos de las lavadoras siguieron incrementando hasta mediados de 2022, más de cuatro años después de que Trump impusiera los aranceles, cuando empezaron a bajar, pero nunca se han reducido hasta los niveles de 2018.Lo que sí consiguieron las tarifas que Trump impuso a China en 2018 (inicialmente solo a productos por valor de 34 mil millones de dólares, pero posteriormente ampliados a 370 mil millones de dólares en importaciones por la guerra comercial que se desató), es aumentar los ingresos para las arcas estadounidenses. De 2018 a 2024, 586 mil 900 millones de dólares, según los datos de ING.El matiz que subrayan los economistas del banco es que ese dinero quien realmente lo ha pagado son las compañías importadoras, que han reducido sus márgenes de beneficio, y los consumidores, que han pagado precios más elevados.En declaraciones, Amir Neto, director del Instituto de Investigación Económica Regional y profesor asistente de Economía de la Universidad Florida Gulf Coast en Estados Unidos, coincidió con los economistas de ING en lo que realmente son los aranceles: un impuesto a los consumidores."Las tarifas añaden costos a las empresas, que finalmente los pasan a los consumidores. Las empresas o absorben el coste, lo que reduce su eficiencia, o lo pasan a los consumidores, lo que produce precios más elevados", explicó.Los aranceles y sanciones económicas tienen otro efecto que no es menor: fomentar una mayor independencia de socios que anteriormente necesitaban a Estados Unidos.Es lo que ha sucedido con el gigante tecnológico chino Huawei que desde 2019 sufre sanciones por parte de Estados Unidos y otros países occidentales. Las sanciones han obligado a Huawei a desarrollar sus propios semiconductores avanzados, impulsando su desconexión de la tecnología occidental y provocando pérdidas a las empresas surcoreanas que anteriormente le suministraban productos.O en el caso de Canadá, el jefe de Gobierno de la provincia de Columbia Británica, David Elby, prometió este lunes que buscará mercados alternativos para los miles de millones de dólares de carbón, madera, plásticos y maquinaria que cada mes exporta a Estados Unidos. Con información de EFE.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp * * *MS