El endeudamiento externo de México se elevó a un monto sin precedente en el primer trimestre de este año, dentro de un contexto de preocupaciones y dudas por la disponibilidad de recursos para el financiamiento de los programas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y de presiones en la nota crediticia soberana y de Pemex. El saldo de la deuda bruta externa se elevó en 9 mil 519 millones de dólares, respecto al trimestre previo, para alcanzar los 456 mil 251 millones, de acuerdo con las más recientes cifras del Banco de México. El aumento del endeudamiento externo presenta claroscuros, al mismo tiempo que contribuye a prender algunos focos amarillos. El principal catalizador del mayor endeudamiento fue la compra de extranjeros de papel de deuda emitido por el gobierno mexicano en el mercado local con un monto de 6 mil 715 millones de dólares, con lo que elevó su saldo a 115 mil 208 millones a marzo de este 2019. “Alrededor del mundo, tenemos aproximadamente 14 billones de bonos con un rendimiento negativo, mientras que la tasa de interés real de la deuda de México a 10 años ha fluctuado en torno a los 4 por ciento. Aunque el país se enfrenta a numerosos riesgos, su deuda sigue siendo muy atractiva, considerando que los títulos soberanos mantienen un grado de inversión y ofrecen alta rentabilidad en términos relativos”, dijo a El Financiero, Diego Colman, analista de mercados de DailyFx, de IG Group, con sede en Nueva York. La tenencia de extranjeros, de acuerdo a normas internacionales que sigue el Banco de México, en papeles como los bonos M, Cetes, Udibonos y Bondes D, se debe tomar como deuda externa. El mayor crecimiento de la deuda externa resultante del apetito de extranjeros por papel de deuda denominado en pesos, es un signo de la confianza en México y resulta más manejable, dado que se tienen un mayor control par parte del gobierno mexicano, aunque no deja de preocupar debido a la volatilidad que puede tener este tipo de recursos, de acuerdo con los especialistas. El lado más preocupante se refiere al aumento del endeudamiento del gobierno federal y de las empresas denominadas paraestatales. Estas dos entidades aumentaron su nivel de deuda en 2 mil 111 y 2 mil 185 millones de dólares, en el primer trimestre de este año, a 97 mil 956 y 96 mil 877 millones de dólares, respectivamente. Los requerimientos financieros tanto del gobierno federal como de Pemex pueden presionan al resultado de las finanzas públicas en lo general, lo cual puede llevar a caer en la tentación de incrementar los recurso vía endeudamiento externo, ante la estrategia de no realizar, por el momento, una reforma fiscal y mantener bajo control a los aumentos en los bienes y servicios públicos. “Lo ideal para todo gobierno es controlar el crecimiento de la deuda y consolidar sus obligaciones. Sin embargo, en un entorno económico menos benigno para México, en el que se ha reducido la recaudación, la disciplina fiscal se dificulta, en particular si la administración no está dispuesta a reducir sus gastos dramáticamente y/o recortar proyectos que no tienen mucho sentido económico (Dos Bocas, Santa Lucía, etc.)”, indicó Colman. La perspectiva para las finanzas públicas se nubla por los mayores requerimientos de recursos para financiar los programas de gobierno y sacar a adelante a Pemex, debido al bajo crecimiento económico, lo cual puede contribuir a mantener la presión de baja sobre la calificación soberana de la deuda externa y de la principal empresa productiva, han declarado diversos especialistas, incluida las mismas agencias calificadoras. Finalmente, habría que destacar que las empresas del sector privado no financiero han mostrado una postura más prudente en materia de endeudamiento externo, al ubicarse este rubro en 119 mil 103 millones de dólares al cierre del primer trimestre del 2019, por debajo de su máximo histórico de 125 mil 409 millones alcanzado en el último trimestre de 2017.