Ante el aumento de los precios de las gasolinas, se registra un giro en los consumidores hacia opciones de combustibles no sólo ecológicos sino más baratos.Por ejemplo, en sus 12 años de historia en el mercado de energías limpias, Fuel Flex México ha tenido un crecimiento particularmente en los últimos años. En diciembre de 2015 sólo contaba con dos estaciones de servicio en la Zona Metropolitana de Guadalajara; casi tres años después, tiene 17 sucursales en la ciudad y 60 en todo el país.Esto coincide con el alza sistemática de la gasolina a partir de la liberación de precios. De acuerdo con el Inegi, el aumento de los combustibles sólo en el último año ha sido de 17 por ciento.En este sentido, el ingeniero Máximo Urtusuástegui, director general de Fuel Flex México, considera que este factor en el alza de precios, junto con la búsqueda del cliente por probar alternativas más económicas y menos contaminantes, se ha reflejado en el aumento de la demanda de los biocombustibles.Sin embargo, también advierte del riesgo de que los ciudadanos compren biocombustibles como el etanol en puntos ilegales o sin certificación. Esto puede afectar el vehículo y generar más contaminación, a tal grado que autoridades como la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (Semadet) desaconsejó la compra de estos productos en espacios sin regular.En el caso de Fuel Flex México, se trata de la única compañía autorizada y certificada por la Comisión Reguladora de Energía para vender biocombustibles y petrolíferos. Los únicos distribuidores autorizados se encuentran en la página oficial de la empresa.Además, Urtusuástegui indicó que el Gobierno federal los obliga a pagar impuestos y regula la venta del producto con un precio mínimo de 16.50 pesos y de 17.50 pesos máximo por litro.“Sabemos que hay otras opciones en el mercado, pero ninguno tiene los permisos y quienes los tienen no están tan empapados en esto, han sido alcoholeros durante muchos años, en cambio nosotros estamos enfocados específicamente al carburante, al alcohol para autos y la combustión vehicular”, señaló.Fuel Flex México tiene presencia en nueve estados de la República, próximamente estarán en Tlaxcala y Chiapas. Un factor para el crecimiento de las estaciones de servicio de Fuel Flex en México es el mayor interés de los clientes por suministrar, vender o adquirir el etanol o biodiésel de la compañía de primera mano. Además, el aumento de plantas de producción del combustible en otras ciudades del país (la empresa tiene fábricas en Guadalajara, León y Morelia) abre nuevos panoramas para Fuel Flex.Un ejemplo es la próxima planta de biodiésel que se pretende abrir en Durango, con capacidad de generar 50 mil litros diarios de combustible, mayor a los cinco mil o 10 mil litros que suelen producir las plantas destiladoras que actualmente tiene la empresa.“Estamos en la fase de construcción, ya vimos unos terrenos en el Centro Logístico de Durango, el Gobierno le está invirtiendo mucho, el secretario de Economía nos recibió de manera amable y estamos en espera de la resolución. Sería el primer Gobierno a nivel nacional que tenga una planta de suministro de diésel y biodiesel en el país”, indicó Urtusuástegui.Aunque el etanol tiene una creciente aceptación en el sector energético nacional, todavía existe un desconocimiento sobre los atributos del producto y cómo debe utilizarse.“Los vehículos no están preparados para utilizar etanol totalmente, excepto los que tienen una leyenda que dice Flex o los que tienen un tapón amarillo. En 2006 la compañía inició en la conversión de autos a etanol replicando la estrategia de Brasil para eliminar cualquier falla, en México Fuel Flex es experto en el tema”, explicó Urtusuástegui.La mayoría de los vehículos en el país no tienen la capacidad de utilizar un combustible 100% de etanol, solamente algunas marcas como Ford, Chevrolet, o Mercedes Benz y los automóviles convertidos al sistema Fuel Flex.