China prometió ayer responder a los planes del gobierno de Donald Trump de imponer aranceles a otros 200 mil millones de dólares de importaciones del país asiático, en un escalamiento de la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. Beijing afirmó que la última medida de Estados Unidos es un acoso “totalmente inaceptable”, y urgió a otros países a unirse para proteger el libre comercio y el multilateralismo. China también prometió presentar una queja ante la Organización Mundial de Comercio, aunque no detalló qué medidas tomaría en represalia. “China está sorprendida por las últimas acciones de Estados Unidos”, informó el Ministerio de Comercio en un comunicado publicado en su sitio web. “Para proteger el interés del país y su gente, el gobierno de China está obligado, al igual que en el pasado, a tomar represalias”. Esa respuesta se dio solo horas después de que el gobierno de Trump publicara una lista de miles de productos a los que planea imponer un arancel de 10 por ciento. La lista incluye desde aspiradoras hasta limpiaparabrisas, pasando por cucharas de plata y cintas para el cabello. Estados Unidos omitió en la lista productos de alto perfil como los teléfonos móviles. Li Yong, investigador sénior en la Asociación China de Comercio Internacional en Beijing, explicó que una medida de represalia que el país asiático podría usar es adoptar un nuevo plan para atraer más inversión extranjera, pero no de Estados Unidos. “Estados Unidos cerró la puerta a las negociaciones”, mencionó Li. “Depende de ellos abrirla de nuevo”. De acuerdo con fuentes consultadas por Bloomberg, las conversaciones de alto nivel entre Estados Unidos y China quedaron empantanadas con las nuevas amenazas. Ambos países mantuvieron tres rondas de negociaciones formales desde mayo, lideradas por Steve Mnuchin, secretario del Tesoro, Wilbur Ross, secretario de Comercio, y Liu He, vice premier de China. Sin embargo, la comunicación ministerial entre Estados Unidos y China se detuvo y no hay planes inmediatos para restablecerla, aseguraron las fuentes a Bloomberg. “Es extremadamente importante que cuando los dos gobiernos entren en este tipo de situaciones en el frente oficial, tengan conversaciones tras bambalinas, que les permita en algún punto declarar que hay un cese al fuego”, dijo Rufus Yerxa, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior de Estados Unidos. A la disputa comercial entre las dos mayores potencias económicas del mundo entró un nuevo jugador: el yuan. En los últimos tres meses, la moneda china se ha depreciado 6.36%por ciento, con lo que llega a su nivel más bajo desde agosto de 2017. Lo que algunos analistas llaman debilidad de esa moneda, para el gigante asiático significa mayor competitividad en sus exportaciones. La moneda ha servido como una variable de ajuste para amortiguar los ataques comerciales de la administración de Donald Trump, quien ya impulso aranceles por 37 mil millones de dólares a productos provenientes de ese país. En materia comercial, China solo podría aplicar aranceles a Estados Unidos potencialmente por un monto de 129 mil 894 millones de dólares, que corresponde a sus importaciones provenientes de ese país, de acuerdo con la Oficina de Censos de Estados Unidos. En tanto, la administración de Donald Trump tiene un margen mayor, al poder castigar al gigante asiático con aranceles por una cifra de 505 mil 470 millones de dólares, a las que ascendieron sus compras realizadas a la segunda economía del mundo durante el año pasado.