Nunca Cancún pudo imaginar que, 50 años después de ser creada de la nada como una ciudad pensada por y para el turismo, celebraría su aniversario con sus playas idílicas desiertas.En el famoso destino turístico mexicano, distinguido por ser el que más viajeros internacionales recibe en América Latina, sus gigantes hoteles y locales nocturnos cerraron y sus calles normalmente atestadas lucen vacías desde hace cerca de tres meses por la llegada del covid-19.Solo se quedó la población local, la misma que casi en su práctica totalidad vive -directa o indirectamente- del turismo que un día dejó de llegar y que ya causó cientos de millones de dólares de pérdidas en la zona.Asumiendo una temporada alta veraniega prácticamente arruinada, las autoridades tratan de recuperar al menos en parte la actividad para lo que queda de año y luchan por volver a atraer a los visitantes.Para ello, y pese a que México se encuentra aún en la fase de máximo riesgo de transmisión de coronavirus según el gobierno, Cancún y el Caribe mexicano se convirtieron este lunes se convirtió en uno de los primeros grandes destinos turísticos de la región en abrir parcialmente hoteles y servicios a viajeros.Conscientes de la desconfianza que aún tienen muchas personas a viajar en esta fase de la pandemia, los empresarios aseguran que cumplirán con todos los protocolos para garantizar la salud de trabajadores y clientes en este retorno del turismo que, saben, será lento y paulatino enlo que queda de año.El turismo es un sector fundamental en todo el estado de Quintana Roo, donde además de Cancún se encuentra la conocida Riviera Maya con famosos destinos como Tulum o Playa del Carmen."De cada diez pesos que se producen en el estado, más de cinco provienen de este sector", recordó el pasado lunes el gobernador Carlos Joaquín González durante una visita del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.Al aeropuerto de Cancún, por ejemplo, llegaron el año pasado 25 millones de personas. El 65% vino de fuera de México, con Estados Unidos y Canadá como principales puntos de origen de los viajeros.Sus 35,000 cuartos de hotel suelen tener una ocupación media en torno al 80%, aunque para el pasado mes de abril la ciudad tenía previsto un lleno absoluto. Pero la llegada de la pandemia dio al traste con las estimaciones más optimistas.Según datos del municipio de Benito Juárez al que pertenece, desde el inicio de la crisis en Cancún se perdió la llegada de diez millones de personas por vía aérea. En abril, su aeropuerto sufrió una drástica caída de operaciones del 97%.Del 100% de ocupación hotelera prevista se pasó a un 2 o 3%, debido únicamente a la presencia de personal que realizaba actividades esenciales o de turistas que se quedaron varados sin poder regresar a sus países por la cancelación de vuelos y el cierre de fronteras."Es, sin duda alguna, el mayo reto al que se ha enfrentado Cancún en su historia", le dice a BBC Mundo la alcaldesa de Benito Juárez, Mara Lezama.Y eso que el impacto económico de este desastre es difícil de cuantificar. Hasta finales de abril, las autoridades municipales calculan pérdidas de unos US$500 millones. Sin contar aún con los datos de mayo, estiman que ascendieron hasta los US$1,000 millones en total.Pero, pese a la reapertura, las pérdidas seguirán en lo que queda de año. De los US$15,000 millones ingresados en 2019 en Quintana Roo, la Secretaría de Turismo estatal vaticina pérdidas del 32% hasta finales de diciembre. Es decir, cerca de US$5,000 millones para todo el estado.Y, como era de esperar frente a estas pérdidas de ingresos, miles de personas también se quedaron sin trabajo ante la ausencia de turistas en hoteles, resorts, bares o restaurantes.Pero la sangría en Cancún es especialmente dramática. Con 91,000 empleos perdidos, significa que la ciudad concentra uno de cada diez de los 900,000 puestos de trabajo que, según el gobierno central, desaparecieron en todo el país desde el inicio de la pandemia."Somos de las regiones más afectadas del país porque el turismo es una de las industrias más dañadas. Tenemos una depresión económica", dice Lezama, quien recuerda además que otros trabajos perdidos del sector informal no estarían contemplados en estas cifras oficiales.La secretaria de Turismo de Quintana Roo, sin embargo, subraya que más de 400,000 empleos pudieron ser mantenidos en todo el estado gracias al compromiso logrado con empresarios de negocios cerrados para que mantuvieran a sus trabajadores en nómina."El 87% del PIB en el estado está en el sector servicios y la mayoría es turismo, por lo que si se descuidaba el empleo podríamos tener una grave crisis social con hogares sin ningún tipo de ingreso", dice la titular de Turismo de Quintana Roo, Marisol Vanegas.En conversación con BBC Mundo, la secretaria considera "un indicador muy positivo" el hecho de que "ninguna de las más de 6,000 empresas en el estado haya entrado en proceso de quiebra".El restaurante Primo, en Playa del Carmen, es uno de estos negocios que ha logrado sobrevivir a la crisis. Su propietario y chef, Pedro Abascal, reconoce que no ha sido nada fácil: calcula que sus clientes bajaron un 95%, lo que le hizo perder unos 500,000 pesos (US$23,000).Durante la pandemia continuó preparando comidas, pero solo para llevar. Gracias a ello y a que cuatro de sus empleados decidieron marcharse para pasar en sus ciudades la cuarentena, pudo mantener al resto de trabajadores con las mismas condiciones."El servicio ya no es en el local, lo que nos obliga a bajar un poco los precios. Y como ya no hay propinas, el 10% de lo que ingresamos es para los trabajadores para apoyarles", le explica a BBC Mundo.Y esto lo consiguió, critica, pese a las "cero ayudas" recibidas y a tener que continuar pagando todos los gastos e impuestos. "Conozco las condiciones políticas y sociales de mi país y tenía claro que el gobierno no nos iba a apoyar", lamenta.Ante este hundimiento de la economía local, las autoridades de Quintana Roo decidieron reabrir parcialmente desde este lunes los hoteles y servicios turísticos.Pese a que casi todo el resto de México continúa prácticamente cerrado salvo los considerados servicios esenciales, desde el 1 de junio son los estados los que tienen capacidad de adaptar las condiciones de la vuelta a la "nueva normalidad".En el caso de Quintana Roo, se autorizó la apertura paulatina de los sectores relacionados con el turismo según cuál sea su grado de riesgo a posibles contagios de covid-19.Así, desde este lunes, hoteles, restaurantes y tiendas de Cancún y Riviera Maya pueden abrir al 30% de su capacidad. Las playas permanecen cerradas hasta la siguiente fase, que será revisada semanalmente.Y aunque la OMS advirtió la semana pasada del riesgo de reabrir las economías demasiado rápido en América Latina por riesgos de rebrotes de covid-19, las autoridades estatales aseguran que se tomarán todas las medidas para impedir que eso ocurra.Como ejemplo, citan las 4,400 empresas en todo Quintana Roo que fueron certificadas sobre su cumplimiento de acciones de seguridad sanitaria antes de reiniciar sus actividades. Además, Cancún y el Caribe Mexicano fueron el primer destino de América en recibir el Sello de Seguridad Global otorgado por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.Abascal enumera un buen puñado de medidas que ha tenido que implementar en su restaurante para adaptarse a la nueva normativa y de cómo ello le ha supuesto gastos adicionales e imprescindibles si quería volver a abrir."Termómetro infrarrojo, tapetes para los accesos, señalética, papel de limpieza, gel antibacterial por todos lados, comprar el doble de productos de químicos o el triple de papel de limpieza porque todo se limpia con mayor periodicidad...", dice.Muchos han cuestionado que este sea el momento para comenzar a reabrir la industria turística en la zona, teniendo en cuenta que en la última semana aún se reportaron 3,700 muertes por covid-19 en México (si bien muchas de ellas fueron confirmadas estos días pero corresponden a fechas anteriores).Varias personas contactadas por BBC Mundo en México tenían planes para viajar a Cancún pero admitieron haber retrasado sus planes para más adelante, a la espera de ver cómo evolucionaba la pandemia."Tenemos un buen rango de capacidad hospitalaria (68% de camas disponibles en todo Quintana Roo) y cada semana se analizará el riesgo de contagio en cada actividad. No se puede medir igual el riesgo en un aeropuerto que en un campo de golf", responde a esta duda la alcaldesa Lezama."Pero sí o sí hay que trabajar fuertemente en los protocolos de salud, porque si nos relajamos podría haber un rebrote que sería terrible", advierte.Desde su restaurante, Abascal cree que reabrir poco a poco al turismo es lo correcto por la necesidad de reactivar la economía y su convencimiento de que, de alguna manera, tendremos que aprender a convivir con el virus."Además, en los países en que se ha abierto el ambiente social ha mejorado, hay mucha tensión acumulada y una vez que abramos la gente se puede liberar un poco de esa presión, siempre conscientes y comprometidos con la seguridad", destaca el chef.Pese a la reapertura, muchos turistas aún se muestran con dudas a viajar por temor a contagios y otros aún no pueden hacerlo hasta que las aerolíneas vuelvan a retomar sus vuelos hacia Cancún.Su alcaldesa explica que sus potenciales clientes en estos primeros meses serán turistas nacionales, basándose en estudios que afirman que en la actual crisis "los turistas no quieren viajar más de cuatro horas en avión ni cuatro o cinco por carretera".Ante este panorama, Lezama estima que llegar a un 30% de ocupación en verano sería una cifra aceptable. "Y nuestros cierres de año suelen ser al 100%, pero hacerlo esta vez con un 50% sería maravilloso".Los próximos meses no serán fáciles para que Cancún recobre pronto su título de destino latinoamericano preferido para visitantes internacionales.La llegada de gran cantidad de sargazo a sus costas o los daños causados por la tormenta tropical Cristobal a partes del estado en los últimos días tampoco ayudarán."Sin duda, es el mayor reto de nuestra historia, pero Cancún tiene solo 50 años y algo característico de ser tan reciente es que su sociedad es flexible, tiene una cultura muy resiliente acostumbrada a situaciones complejas como los huracanes", dice la secretaria Vanegas."La gente aquí es fuerte y con capacidad de sobrepasar grandes tempestades como esta. El tono que se respira es de esperanza y de meter el hombro para salir adelante, no es una actitud catastrofista como podría haber en otros lugares en nuestra situación".Efectivamente, hace solo cinco décadas que comenzó su construcción en unas playas vírgenes y sin población cercana donde el gobierno decidió crear su principal apuesta por el turismo como fuente de captación de divisas alternativa al petróleo, entonces en crisis.Pronto, muchas personas llegaron de otros lugares para trabajar y probar fortuna en Cancún. "Fue como la fiebre del oro de EE.UU.", dice Vanegas. Miles se establecieron hasta hoy y contribuyeron a convertirlo en lo que es actualmente.De momento, la celebración del medio siglo de "la joya del Caribe mexicano" prevista para el pasado mes de abril tendrá que esperar hasta que vuelva a brillar como antes.Visita nuestra cobertura especial***Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.