Hace un año Emir Santoyo, un criminólogo de 28 años, comenzó a tratar de hacer su propia cerveza. Buscó cursos y los ingredientes, también sus amigos comenzaron a donarle herramientas para hacer un equipo casero.Desde hace unos días, y ante el desabasto por la pandemia de COVID-19, entre ollas, hieleras, termómetros, malta y levadura en un cuarto adaptado, Emir empezó la producción su propia cerveza.“Ahora estoy haciendo una cerveza para consumo propio, pero también para empezar a dar a conocer entre mis amigos y familiares”, compartió.En una estructura de hierro de tres niveles se prepara la bebida. En el primero se pone agua a calentar en una olla grande. En el siguiente, en una hielera con malta y levadura, se vacía hasta que parece un té. Y, en el último se filtra para que solo quede el líquido.Una vez que solo queda el “té”, se pone a hervir y, después de cierto tiempo, se le agrega lúpulo. Cuando termina el proceso, se pone en envases y se deja fermentar en un lugar oscuro. Depende del tipo de cerveza es el tiempo que requiere el tiempo de reposo.“Tengo amigos que saben que me estoy metiendo en este mundo y me dijeron que con la pandemia hubiera hecho para vender”, recordó y agregó que “alentamos a las personas a que se den la oportunidad de probar la cerveza artesanal y no solo la industrial, que es más barata, y que consuman local”.Por pandemia, aumenta su producción de cerveza caseraCarlos García produce de 80 a 100 litros de cerveza artesanal, totalmente casera, semanalmente.Pero desde que comenzó a escasear la comercial por la pandemia de COVID-19, más gente se acercó a comprarle. Se llama Ikbal.“Los vendo entre amistades o por recomendaciones y durante este tiempo aumentó de 50 a 75 por ciento mi producción. La gente empezó a tomar la cerveza artesanal, rompió el paradigma de no probar algo más que la cerveza industrial”, indicó el también mercadólogo de 28 años.Por ahora, Carlos, junto con Pablo Castillo y Carlos Buenrostro, quienes formar parte de su equipo, produce tres tipos: “Blond Ale”, “Stout” e “IPA”, pues aunque ya ha experimentado con otras, aún está perfeccionando los sabores.“El año pasado ya estaba produciendo (cerveza) y la gente no quería. Ahora al revés: se dio la oportunidad de que había desabasto de cerveza industrial y empezaron a pedirme más”, resaltó.Para realizarla, adaptó la parte de abajo de su casa como un taller - laboratorio y, desde hace un año, sigue invirtiendo en la infraestructura: “Es 100% casera y no violan ninguna ley”, subrayó.Sin embargo, también señaló que además del apoyo al consumo, debe haber entre los mismos productores para poder llegar a nuevos mercados, incluso internacionales, de manera conjunta.NR