Doce años pasaron desde que Ariel eligió a Guadalajara como su nuevo hogar, para que el bailarín de profesión pudiera cumplir un par de sueños en la misma noche.Originario de Santiago de Cuba, Ariel pudo por fin no sólo presenciar un partido del juego que le apasiona, sino además ver a sus compatriotas en el terreno de juego en el México vs. Cuba de la Serie del Caribe.El antillano se distinguía del resto de la concurrencia gracias a una gorra multicolor, pero sobre todo por la fiesta que se traía a cada lanzamiento. “Entrevístalo toda la noche”, sugirió un aficionado con franela de Los Mochis. “Es bien enfadoso, al menos así se está sentado”, completó, mientras el cubano volvía a tener un ataque de risa.“Es una sensación increíble apoyar a mi país en mi deporte favorito, es maravilloso, espero que al final del juego pueda tomarme una foto con mis compatriotas”, aseguró Ariel.Sin perder la oportunidad de quejarse, el antillano demostró su perfecto manejo del castellano mexicanizado. “Espero que los pi... castristas ya se vayan a la chi...”, escupió desde el fondo de su corazón, para regresar su mirada al diamante.
