Cuando se haga una recapitulación de los mejores partidos de Super Bowl de la historia, el que se jugó el 12 de febrero del 2023 en Glendale, Arizona será uno de los obligados.Los dos mejores equipos de la temporada se veían las caras. Una multitud de más 67 mil 827 aficionados se hizo presente en el State Farm Stadium en donde abarrotaron el estacionamiento, los pasillos y las tribunas. El ambiente era insuperable para la edición 57 del partido más importante de la temporada de la NFL. Casi al unísono se escuchaba el “Fly, Eagles Fly” y el grito de guerra de los Chiefs cuyos aficionados movían las manos de atrás hacia delante de forma casi amenazante.Pero los verdaderos protagonistas estaban en el campo. Por un lado un joven Jalen Hurts que quería ingresar a un exclusivo grupo de quarterbacks que han logrado ganar un Super Bowl antes de cumplir 25 años, pero enfrente tenía a alguien que ya lo había logrado: Patrick Mahomes. Como si fuera un reto, antes de la patada inicial, en las pantallas del estadio se proyectó la pregunta: ¿Quién lo quiere más? ¿Qué equipo quiere el Trofeo Lombardi?La respuesta parecía evasiva. Aunque los de Filadelfia comenzaron al frente en el marcador, los de Kansas parecían tener una respuesta casi inmediata y cuando Hurts falló y cometió un fumble, logró recuperarse para su siguiente serie ofensiva con un par de pases espectaculares en manos de A.J. Brown y de Dallas Goedert y cruzando la línea por tierra para anotar un Touchdown.Poco antes de que terminara el segundo cuarto, Mahomes se resintió de la lesión en su tobillo y levantó las alarmas entre los aficionados de los Chiefs y la celebración de los aficionados de Eagles que recordaban, quizá, lo sucedido ante los 49’ers en el encuentro que les ganó su pase al Super Bowl.Pero hay jugadores diferentes, esos son los que marcan época y Mahomes es uno de ellos. Al inicio de la segunda mitad, regresó al terreno de juego y despejó cualquier duda. Quizá fue el tratamiento que recibió, tal vez la adrenalina o solo su ADN ganador, pero corrió como si este fuera su primer partido de la temporada, se desmarcó, lanzó e hizo lo que quiso con la que había sido la mejor defensa de la temporada regular.Con 9 minutos y 22 segundos en el reloj de juego, Kansas City estaba arriba en el marcador por ocho puntos. Eagles necesitaba un touchdown y una conversión de dos puntos para empatar y meterse de regreso al juego y justamente eso les consiguió Jalen Hurts.El estadio era una locura, los aficionados estaban enfrascados en un duelo en donde el ganador parecía que sería el que gritara más o agitara sus toallas más fuerte en el aire.Ambos querían el Lombardi. Kansas vuelve al ataque. Tercera oportunidad y largo. Patrick Mahomes falla y parece que los de Filadelfia regresarían a tratar de ponerse adelante, pero una decisión de los referís cambió el rumbo del partido. Se marca un “sujetando” por parte de James Bradberry sobre Juju Smith-Schuster. El balón es de Kansas City y el mariscal de campo estrella no fallaría dos veces.A partir de ese momento, Chiefs entendió que lo importante era acabarse el reloj de juego y dieron una clase magistral de cómo hacerlo, logrando detener una jugada de anotación en la yarda uno con un desliz espectacular.Fue un gol de campo terminó por sentenciar el marcador, 38-35 para que la afición de los Chiefs estallara en júbilo mientras que los de Filadelfia, que eran mayoría, abandonaban el estadio casi camuflados por el confeti que volaba por el aire y con la celebración del equipo dirigido por Andy Reid.Esta noche, el mariscal de los Chiefs venció a los pronósticos, venció a sus lesiones y también a las maldiciones, esas que dicen que el jugador más valioso o el equipo que gana los volados no pueden ganar el Super Bowl. El domingo se terminó el dicho de que las defensivas ganan campeonatos ahora, esos, los gana Patrick Mahomes.