El español Rafael Nadal cerró su primera semana en el Abierto de Australia 2021 sin perder un set para alcanzar los octavos de final, ayer en Melbourne, donde por primera vez no hubo público en la grada por el reconfinamiento en la ciudad durante al menos cinco días.Nadal, número dos del tenis mundial, tuvo que batallar en su duelo de tercera ronda ante el británico Cameron Norrie, al que terminó superando por 7-5, 6-2 y 7-5.En octavos tendrá como adversario al italiano Fabio Fognini, quien eliminó al australiano Alex De Miñaur con un 6-4, 6-3 y 6-4.Tras superar a Laslo Djere y Michael Mmoah en rondas anteriores, Nadal cumplió la misión ante Norrie, pese a que el británico plantó batalla e inquietó por momentos al mallorquín, quien tuvo que emplearse a fondo para llevarse sobre todo el primer y el tercer set.Más allá de la victoria, la otra buena noticia para Nadal fue que resistió bien físicamente, después de los problemas de espalda que ha admitido y que le preocupaban en días anteriores.Es la ocasión número 49 en la carrera de Nadal que llega a unos octavos de final en Grand Slam. Sólo le superan en ello el suizo Roger Federer (67) y el serbio Novak Djokovic (53).“Todos los partidos son difíciles. No aproveché las oportunidades que tuve al principio de cada set, así que la situación se puso un poco más difícil”, explicó el español.“Aquí juegas contra los mejores jugadores del mundo, así que es normal sufrir un poco. Pero estoy feliz, tengo buenas sensaciones, aunque por supuesto tengo que seguir mejorando”, apuntó.Nadal comenzó ya a pensar en el reto de enfrentar a Fognini en la próxima ronda.“En los octavos no puedes esperar un partido fácil. Habrá que estar preparado”, afirmó.Jugó su primer partido desde el confinamiento de cinco días en Melbourne.“Espero que el público esté de vuelta para el final del torneo”, dijo.En el interior de una Rod Laver Arena vacía, el sonido de la cámara de un fotógrafo pareció una gran distracción antes de que un jugador sacara.Otros sonidos que generalmente pasan desapercibidos también se sintieron amplificados: el chirrido de las sombrillas electrónicas que se mueven de posición en los cambios, el golpeteo de los tenis de los niños recogepelotas.Remontadas increíbles fueron celebradas por los aplausos de un entrenador y un médico. Los clamores de un nuevo sistema se sintieron de repente innecesariamente fuertes y molestos.Las muchedumbres no pudieron acudir a los partidos del Abierto de Australia desde ayer debido a que el Gobierno estatal impuso un confinamiento de cinco días para contener un aumento de casos de COVID-19. Y con la ausencia de los aficionados, los jugadores se enfrentaron a un sentimiento muy familiar: una particular falta de bullicio.El brote de COVID-19 vinculado con el sistema de cuarentena de los hoteles de Melbourne paralizó este ambiente festivo. Se permitió que el Abierto de Australia continuara durante el confinamiento, pero sin público.