Carlos Ortiz hizo historia.El golfista tapatío se coronó en el Vivint Houston Open y con ello se convirtió en el tercer mexicano en la historia en ganar un torneo de la PGA Tour después de Víctor Regalado y César Sanudo y el primero en 42 años. Cuarto título en su carrera como profesional y primero como miembro del Tour, Ortiz es apenas el segundo jugador latinoamericano en ganar dicho evento después del argentino Roberto De Vicenzo en 1968. Se notaba en su titiritar en la conferencia de prensa, donde no encontró palabras suficientes para describir su logro, mientras temblaba en la solitaria silla asignada al campeón.Durante toda la semana el tapatío mostró un gran juego a pesar de estar erráticos desde el tee, sin embargo, cualquier error lo recuperó de gran manera con un juego corto prácticamente impecable, posicionándose como el mejor jugador en la semana alrededor de green. Carlos inició el último día de competencia empatado en segundo lugar a un golpe del líder, pero siendo perseguido ni más ni menos que por Dustin Johnson.No fue tarea fácil para el mexicano, pero no mostró señales de nerviosismo durante todo el día manteniendo un golf de gran nivel para dejar atrás a jugadores futuros miembros del Salón de la Fama.A pesar de que el “Charly” tenía ya la experiencia de algunos segundos lugares, esta es la primera ocasión en la que el jugador azteca contaba con la oportunidad de llevarse el campeonato, capitalizándolo de manera dominante y cerrando con un birdie lleno de temple.Fue hasta la cuarta ronda de juego en donde los jugadores lograron descifrar el campo de Memorial Park, en Houston, para registrar rondas muy por debajo del par y sobre todo eliminar los errores que en los días anteriores se pudieron cometer. Así lo hizo Ortiz, quien mejoró sus tiros de salida de buena forma lo cual le dio la oportunidad de pegar más greens en regulación pero sobre todo atacar más las banderas, lo cual fue clave para que el mexicano terminara con un día perfecto, sin errores, y cinco birdies en la ronda y firmar una tarjeta por 65 golpes, cinco abajo de par, llegando a un acumulado de -12 y superando al número uno del mundo, Dustin Johnson y a Hideki Matsuyama por un golpe (-11).El último día de juego le perteneció al mexicano. El tapatío embocó un gran putt desde afuera del green para birdie en dos ocasiones, en el hoyo 4 y en el 9, este último para tomar ventaja de dos golpes con nueve hoyos por jugar.La segunda vuelta no fue fácil para el tricolor con el número uno del mundo al acecho. Todo quedó en manos del tapatío, quien se mantuvo sobrio y demostró joyas como el segundo golpe en el par 5 hoyo 16 en donde con un fierro 6 y un gran swing se dejó un putt de menos de 10 pies para águila.A pesar de no capitalizar, retomó el liderato por un golpe tomando confianza para los últimos dos hoyos de juego. Ya en el último hoyo de competencia y con el futuro en sus manos, Ortiz volvió a demostrar que sería su semana en un difícil hoyo 18 con el fairway en desnivel y un green con mucha caída. Necesitando dos putts para su primera victoria, Ortiz se tomó un solo golpe embocando un espectacular putt para terminar una gran semana con broche de oro y celebrar con su caddy tras haber derrotado a estrellas del golf de manera contundente y sin cometer errores. Ya como el nuevo campeón, Ortiz celebró con su caddy en donde la emoción se hizo presente rompiendo en llanto al entender lo que había logrado. El tapatío agradeció a todo su equipo de trabajo por mantenerse paciente y confiar en el proceso. “Fue bonito tener gente para mi primera victoria. Ésta (Texas) es como mi segunda casa y estoy muy agradecido con toda la gente por las porras de los mexicanos y todos los latinos”, sentenció el golfista tapatío.“Es un honor y un orgullo poner el nombre de México en lo más alto y ser un ejemplo para los niños como lo hizo Lorena (Ochoa) conmigo y muchos más inspirándonos a jugar golf. Espero que todos esos niños se den cuenta que es posible y trabajando duro se puede lograr”.Triunfo de amigosPara cualquier jugador de golf el caddy es parte fundamental del equipo. Es quien está contigo durante todo el recorrido y todas las semanas, ya sean buenas o malas.Está para ayudarte, tranquilizarte, animarte, aconsejarte, entre otras cosas que lo convierten en la mano derecha del golfista.En el caso de Carlos Ortiz, su caddy Eduardo Castiello es mucho más que eso, se conocen desde chicos y es uno de sus mejores amigos, compañeros y grandes rivales cuando ambos competían a nivel juvenil y colegial. Esa comunicación y química se notó durante esta semana.Eduardo y Carlos comenzaron a trabajar juntos desde las Ligas menores, en lo que ahora es la Korn Ferry Tour, y desde ahí sus personalidades y su forma de trabajo dieron grandes resultados saltando después de dos años a el PGA Tour y ayer firmando el primer triunfo del tapatio.Ortiz reconoció el trabajo de su caddy en la conferencia de presa.“Agradezco mucho el trabajo que él ha hecho por mí y este triunfo también va dedicado a él. Eduardo tuvo mucho que ver en mantenerme distraído en momentos de nervios y platicando de cosas que no tenían nada que ver de golf”.De su relación dijo: “Es de mis mejores amigos, mi mano derecha, me ha ayudado a mejorar y ha estado en las buenas y en las malas. Además de mi esposa yo creo que es la persona que más me aguanta”, apuntó.Por su parte Eduardo Castiello le respondió con orgullo.“Estamos felices. Teníamos tiempo jugando bien, pero algunos detalles nos frenaban para scorear, esta semana esos detalles se aclararon y desde el putt que metimos de afuera en el hoyo 4 yo tuve una corazonada de que podría ser nuestra semana.“Nos conocemos muy bien y (el ser muy amigos) nos ayuda a poder platicar de todo menos de golf para no estar pensando tanto en lo que está pasando, pero al mismo tiempo tenemos la capacidad de poner nuestro cien de atención cuando es momento”, pláticas que resultaron claves para no sentir la presión de Dustin Johnson, ni más ni menos que el mejor golfista del mundo y quien estaba al acecho del tapatío.Tras haber embocado el putt del triunfo tanto Carlos como Eduardo no dudaron en fundirse en un abrazo con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos.JL