No sólo el Tri secó a Corea del Sur en su juego en Rostov del Don. La fanaticada mexicana fue mucho para la ciudad pegada al rio, la cual cuenta con más de un millón de habitantes y la que albergó el segundo juego tricolor, el del triunfo ante los asiáticos.La previa fue desastrosa, la comida y bebida no alcanzaba en los establecimientos para poder dar a abasto a los más de 35 mil hinchas que viajaron hasta el Sur de Rusia para el segundo duelo de México.En los bares escaseaba el trago y la cerveza, mientras que en la Arena Rostov las cosas no fueron diferentes, no estaban preparados para los connacionales.Era el minuto 30 y los vendedores de cerveza te pedían que trajeras tu propio vaso o no podían atenderte, en ese minuto los recipientes conmemorativos del México vs. Corea ya tenían 10 minutos que se habían dejado de repartir y fluyeron los del Argentina vs. Croacia y los del Brasil vs. Suiza, duelos que albergó el mismo recinto.La cerveza escaseó hasta el 40’, cuando los refrigeradores del patrocinador del Mundial quedaron vacíos, por lo que optaron por servir cerveza caliente los otros 65 minutos restantes, aunque en muchos puntos de venta a falta de 10 minutos era imposible encontrar bebidas alcohólicas.Pese al contratiempo, la gente no dejó de tomar y alentar, en un complejo donde era 90% mexicano y el cual se hizo sentir en las porras y cánticos de la tribuna.Al término del juego, la afición regresó a los bares pegados al río, y la historia no fue diferente, no pudieron aguantar a los mexicanos que festejaban o a los que sólo hacían tiempo para tomar sus trenes o aviones para seguir con el viaje mundialista.Gabriel Tamayo/Enviado