El Mercedes-Benz Stadium es la casa de lo Falcons de Atlanta, pero ayer se convirtió en la de los Patriots.Las tribunas, de un color rojo brillante, sirvieron como el marco perfecto para los miles de jerseys azules que se dieron cita en el Super Bowl LIII, pero la emoción con la que comenzaron el partido pronto quedó en silencio.El inicio fue espectacular. La ceremonia del himno nacional emocionó a los presentes y terminó con broche de oro con el vuelo de los F16 sobre el campo. Hasta ahí, el guion era el planeado y la reacción de los aficionados también.Llegó la patada inicial y los gritos de los presentes se escucharon en todos los rincones de la ciudad de Atlanta.Pasaron los minutos; 15 y la anotación no llegaba. Eso no bajó el ánimo de los de Boston, es lo normal. Tom Brady no hace touchdowns en el primer cuarto del Super Bowl. El problema empezó cuando al finalizar la primera mitad, el marcador era a penas de un gol de campo a favor de los grandes favoritos. El brazo del mariscal no había aparecido.Parecía un buen momento para un respiro, para el show de medio tiempo, o eso pensaban. Salió Maroon 5 al magnífico escenario que se montó en el césped pero, al igual que el partido, se quedó corto. La mayoría de los asistentes dejaron sus lugares para buscar algo de comer o ir al baño. Pocos bailaron y aplaudieron. Sirvió más como somnífero que como entretenimiento.Con ese letargo inició la segunda mitad. El silencio se rompía sólo por momentos, con aplausos cuando la defensiva detenía a los Rams. Los de Los Ángeles no anotaban, pero ellos tampoco. La preocupación crecía y se notaba en las caras de los aficionados. Eran más de 70 mil personas las que estaban en el Super Bowl, pero por instantes, parecía que sólo estaban los jugadores.Llegó el último cuarto. Era ahora o nunca y así lo entendió la afición. Poco a poco los gritos de “Brady, Brady” comenzaron a inundar el aire.¡Funcionó! Una serie de pases por aire pusieron a los Pats en zona de anotación y finalmente Sony Michel rompió el plano e hizo el primer y único touchdown del partido. Lo tenían y lo sabían. El estadio enloqueció y se convirtió en una fiesta.La intercepción de Stephon Gilmore y el gol de campo de Stephen Gotskowski lo confirmaban. Son los más grandes. Tienen al más grande y había que festejar como tal. Aplausos, confeti, música. Cientos de celulares grabando a Brady. Los gritos de “MVP” (Jugador Más Valioso) cuando Edelman salió en la pantalla.Anoche, después del trago amargo, los Pats hicieron historia y se aseguraron de que las calles de Atlanta se enteraran de que hoy por hoy, no hay nadie más grande en la NFL.