La llama olímpica llegó este viernes a Japón, donde el recibimiento festivo previsto se redujo a la mínima expresión por la pandemia del nuevo coronavirus, que arroja muchas dudas sobre la disputa de los Juegos de Tokio (24 julio-9 agosto).El fuego que simboliza el entendimiento universal en torno al deporte aterrizó en la base aérea de Matsushima (prefectura de Miyagi), en el noreste del país. Esa región fue elegida especialmente como símbolo de la reconstrucción de las zonas devastadas por el gigantesco tsunami del 11 de marzo de 2011 y el posterior accidente nuclear en Fukushima.Los ex campeones olímpicos japoneses Saori Yoshida y Tadahiro Nomura fueron los encargados de bajar la escalera del avión portando la llama, que el jueves había sido entregada simbólicamente en Grecia y que se conservó en una pequeña lámpara.Tras un discurso del presidente de los organizadores de Tokio 2020, Yoshiro Mori, el fuego fue traspasado a un pebetero de color rosado con forma de flor, recordando a los cerezos que tiñen el paisaje japonés cada primavera.Un grupo de invitados, en su mayor parte hombres de edad avanzada con trajes oscuros, seguían el acto sentados."Se había previsto que hubiera niños para recibir la llama olímpica, pero hemos decidido reducir la amplitud de la ceremonia para dar prioridad a la seguridad", declaró Mori.Inicialmente estaba pensado que 200 niños de la región estuvieran en la ceremonia, pero los riesgos de la propagación del coronavirus, que ha provocado la muerte de unas 10 mil personas en el mundo, hizo que se modificaran los planes iniciales.El recorrido del relevo a través de todas las regiones del país fue mantenido, pero las celebraciones y festejos que lo acompañan fueron reducidos drásticamente."Nos rompe el corazón", había admitido el martes el director ejecutivo del Comité de Organización local, Toshiro Muto, al abordar las nuevas medidas tomadas durante los relevos para combatir la enfermedad.El 26 de marzo tendrá lugar una gran salida del recorrido, sin espectadores, en la región de Fukushima. Será desde el J-Village, un amplio complejo deportivo transformado durante unos años en cuartel general de los trabajadores encargados de la seguridad y acondicionamiento de la central nuclear devastada.No habrá espectadores tampoco en las salidas y llegadas de cada etapa del relevo. Tampoco ceremonias de recibimiento de los gobiernos locales y se tomará la temperatura de cada relevista.Los espectadores podrán ver a los corredores de los relevos desde el borde de la carretera, pero se les ha pedido que no acudan si tienen cualquier mínimo síntoma de enfermedad."Eviten formar multitudes", suplican los organizadores en Japón, un país donde se han registrado 950 infecciones por coronavirus, con 33 fallecidos hasta el momento.La antorcha olímpica debe terminar su recorrido el 24 de julio, fecha prevista para la apertura de los Juegos de Tokio.Pero en plena pandemia, las dudas no dejan de aumentar sobre si el evento podrá celebrarse o no según los planes iniciales.El calendario deportivo está sufriendo constantes cancelaciones y aplazamientos. Entre los grandes eventos que han tenido que cambiar de fecha, el martes de esta semana se decidió pasar a 2021 dos citas de primera línea del futbol, la Eurocopa y la Copa América. El torneo de tenis de Roland Garros pasó de sus fechas habituales en mayo y junio a ser reprogramado para septiembre y octubre.El martes, el Comité Olímpico Internacional (COI) estimó que no era necesario tomar "decisiones radicales" por el momento, disparando la preocupación de numerosos deportistas.En una entrevista publicada el jueves por el New York Times, el presidente del COI, Thomas Bach, estimó "prematuro" aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio."En la situación actual, deberían ser aplazados, los deportistas no pueden prepararse correctamente", declaró por su parte un miembro del Consejo Ejecutivo del Comité Olímpico Japonés, Kaori Yamaguchi, en una entrevista con el diario Nikkei publicada este viernes.OF