La Perla Tapatía es reconocida como una plaza futbolera, pero desde hace más de siete años también se respira y se goza del rey de los deportes con toque jalisciense.Los Charros de Jalisco regresaron desde el 2014 a la Liga Mexicana del Pacífico y su casa, el Estadio Panamericano, se ha convertido en el punto de reunión para disfrutar de la pelota caliente con amigos y familiares.La fanaticada llena de vida el parque de pelota de Zapopan. Con máscaras, con gorras y con buen ánimo, alientan en todo momento, aún con la pizarra en contra.“Yo siempre me divierto muchísimo. Sigo al equipo desde el 2016. Vamos a pasar a la Final”, dijo convencida Fernanda González, aficionada de los Charros, quien disfrutaba de una michelada.Unos gritan, animan. Otros no paran de abuchear al rival. Suenan las matracas desde lo más alto. Estallan de júbilo con cada carrera de Charros. Celebran los triunfos al máximo. Pero también sufren con el marcador adverso.De fondo sonaban los corridos, el pop y la música mexicana. La gente disfrutó del juego en compañía de su cerveza o con la ya tradicional bebida fermentada de maíz como lo es el tejuino.En tribuna no faltaron los bailes en el receso. Ambiente siempre hay de sobra. MQ