Apenas hay fotos de calidad de la selección uruguaya de futbol junto a la Copa del Mundo que ganó en 1930, en la primera edición del Mundial de la FIFA, pero la inteligencia artificial (IA) ha solucionado el problema: en el Museo Histórico Nacional de Uruguay existe ahora una recreación de su capitán con el trofeo en sus manos."El Mariscal" Nasazzi, como Messi, ya tiene su imagen icónica, 93 años después.La entrega de trofeos al término de una final es una tradición deportiva relativamente moderna, y las primeras ediciones de la Copa del Mundo han quedado huérfanas de estos registros emblemáticos. Pero el proyecto "La historia nunca vista" utilizó IA para generar la imagen del legendario capitán uruguayo con la Copa del Mundo de 1930.Fotógrafos, diseñadores, artistas visuales, historiadores e investigadores realizaron un trabajo conjunto de recreación que se instalará en el World Trade Center de Montevideo entre el 13 y el 20 de julio. "Tenemos millones de fotos desde Pelé hacia acá de capitanes de selecciones con la Copa, entonces fue un poco hacerle justicia [a Nasazzi]", dijo Bruno Spagnuolo, director de arte de Wild Fi, la agencia de comunicación digital que impulsó la idea de recrear a "El Mariscal" y convenció a la multinacional surcoreana Samsung para formar parte del proyecto.Spagnuolo señaló que, durante el proceso de creación, tuvieron "altibajos" por la complejidad que supone recrear imágenes tan antiguas."Eso es una dificultad, porque una cosa es hacer a Elvis sacándose una selfie -hay un millón de imágenes para darle de comer a la IA-, y otra es hacerlo con Nasazzi, del que hay pocas y de muy poca calidad", subrayó Spagnuolo, quien tuvo que recurrir a fuentes bibliográficas para terminar el proyecto. "Los uruguayos, de manera natural, tenemos los ojos marrones, y él estaba saliendo con los ojos oscuros. Ahí empezamos a investigar y encontramos crónicas de la época que decían que no, que él (Nasazzi) tenía los ojos claros", puntualizó.En "La historia nunca vista" también aparecen imágenes de José Pedro Varela, el ideólogo de la educación laica, pública y gratuita en Uruguay; y de Juana de Ibarbourou, considerada la poetisa más importante de la historia del país sudamericano."Buscamos ideas que sean relevantes, y una forma de hacerlo era que tuvieran un interés para las personas. Ahí fue cuando llegamos a poner la tecnología al servicio de la cultura nacional", comentó el redactor creativo de Wild Fi Marcos Mateo."Nasazzi es alguien que a nuestros padres y abuelos les va a emocionar, es alguien importante para nosotros como lo fue Obdulio Varela en el 50 (el otro Mundial de futbol ganado por Uruguay), en sí es como el primer capitán uruguayo, esta cosa muy aguerrida, de ir para adelante y muy valiente que nos representa a los uruguayos", añadió Mateo. El palmarés de Nasazzi, que conquistó en cuatro ocasiones la Copa América -1923, 1924, 1926 y 1935-, dos oros en los Juegos Olímpicos -1924 y 1928- y la Copa Mundial en 1930, lo sitúa como una de las grandes figuras del fútbol uruguayo de toda la historia."A lo largo del tiempo, Uruguay ha tenido como capitanes a caudillos o líderes, y le fue mejor con los caudillos -como Nasazzi-, hombres que por sí solos se imponen ante los demás e influyen adentro y afuera de la cancha", afirmó Alfredo Etchandy, miembro de la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU).La leyenda de Nasazzi está repleta de anécdotas, como la de su charla durante el medio tiempo de aquella final de 1930, cuando Uruguay iba 1-2 por debajo de Argentina y motivó a la Celeste de tal forma que logró dar vuelta el resultado, que terminó 4-2, y consagró a Uruguay como la primera selección de futbol campeona del mundo."Todo eso significó en una época muy especial, donde los capitanes no sólo cumplían con su función como en estos tiempos, sino que además la función de ellos era formar el equipo", destacó el reconocido historiador del deporte uruguayo.Sin embargo, aquella final que se disputó en el Estadio Centenario nunca tuvo la imagen del capitán de la selección campeona levantando el trofeo, un procedimiento que en ese momento se llevaba a cabo en los despachos.
