Red Bull y su piloto Max Verstappen dominan a sus competidores con autoridad, pero la escudería austríaca parece su peor rival en este inicio de temporada, con disputas internas y conflictos que acaparan titulares más allá del rendimiento en la pista, donde han podido mantener su hegemonía a pesar de la tormenta que les rodea fuera del asfalta.El caso Horner, que lleva el nombre de su patrón, acusado por una empleada de "comportamiento inapropiado", ha marcado el inicio de la temporada de la Fórmula 1 y provoca interrogantes sobre sus eventuales repercusiones económicas y deportivas.El 5 de febrero, el diario neerlandés De Telegraaf reveló que Christian Horner, director de Red Bull, era objeto de una investigación interna por unas acusaciones de "comportamiento inapropiado" formuladas por una empleada del equipo. Horner defendió su inocencia.El 28 de febrero, la investigación interna absuelve a Horner, una decisión que él recibe con satisfacción, justo antes del primer Gran Premio de la nueva temporada, en Bahréin.Pero las aguas no se calman y un día después hay gran revuelo en el paddock por un correo electrónico anónimo, imposible de verificar. En él se incluyen supuestas conversaciones de WhatsApp entre Horner y la mujer que le acusó, que fue suspendida por Red Bull el 7 de marzo."Se presentó una denuncia, fue examinada y fue rechazada. A partir de ahí, tenemos que pasar a otra cosa", reaccionó Horner.Varios directores de escuderías, especialmente el austríaco Toto Wolff (Mercedes) y el estadounidense Zak Brown (McLaren) denunciaron la falta de transparencia en la gestión de este caso. Red Bull habló entonces de la necesidad de respetar la vida privada.La denunciante, suspendida después de la conclusión de la investigación, habría presentado una denuncia por el caso ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA), la autoridad suprema de la disciplina.En un segundo plano a este caso, dos sectores están librando una lucha de influencia, con importantes implicaciones financieras en juego, según los expertos.Por un lado estaría el grupo de los “austriacos”, especialmente con el influyente asesor especial Helmut Marko y la dirección de la casa madre Red Bull, con Mark Mateschitz, hijo del cofundador de Red Bull Dietrich Mateschitz. Ese sector cuenta con el apoyo del clan Verstappen, con el piloto Max y su padre Jos.Frente a ellos estaría el sector alrededor de Christian Horner, quien es una figura respetada en el equipo y cuenta con el apoyo de Chalerm Yoovidhya, hijo del otro cofundador de Red Bull, Chaleo Yoovidhya, y accionista mayoritario de la empresa de bebidas y del equipo de F1, con el 51% de las acciones.Una salida de Horner podría conllevar también la marcha de varios elementos importantes del equipo, como por ejemplo el genial ingeniero Adrian Newey, que ha concebido los actuales monoplazas de Red Bull y que ha rechazado siempre la idea de una salida a corto plazo. También podría acompañar a Horner en una eventual marcha el director técnico Pierre Waché.El vigente triple campeón mundial de Fórmula Uno, Max Verstappen, tiene contrato con Red Bull hasta finales de 2028. ¿Pero se quedará si Christian Horner continúa al frente?Cuando Helmut Marko dio a entender que podía ser víctima de una suspensión dentro de Red Bull por unas supuestas filtraciones a la prensa, Max Verstappen ligó su futuro al del asesor austríaco. "Él (Marko) ocupa una parte importante en todas mis tomas de decisiones y para mi futuro en el equipo, así que es muy importante que se quede", afirmó."Max es un integrante importante de nuestro equipo. Es un piloto maravilloso (...) pero nadie es más importante que el equipo", declaró por su parte Horner después de la victoria de Verstappen en Arabia Saudita. "Si un piloto no quiere estar en un sitio, se irá a otro, pero no veo por qué alguien querría abandonar este equipo", señaló.Varios equipos, especialmente Mercedes, sueñan con hacerse con Verstappen.