Existen hazañas deportivas que inspiraron relatos, cuentos o hasta libros, pero en la historia de los Juegos Olímpicos hubo una que valió la composición de un danzón, y esa fue la medalla conseguida por el Teniente Coronel Humberto Mariles Cortés, quien montado en su caballo “Arete” logró el primer oro para nuestro país en los Juegos Olímpicos.Aquella hazaña tuvo lugar en Londres 1948, justa veraniega que atestiguó el triunfo del jinete nacional sobre el mítico pasto del Estadio Wembley, inmueble que albergó las competencias de equitación durante aquellos Juegos Olímpicos.Para ser un deporte poco popular debido a su naturaleza costosa, aquella medalla de Mariles hizo eco en nuestro país, e incluso llamó la atención de artistas extranjeros que se dieron a la tarea de componerle una pieza musical.“Pese a lo elitista de este deporte, fue tal el éxito del binomio mexicano Mariles-‘Arete’ en Londres que conmocionaron México, a tal grado que al caballo se le compuso un danzón: ‘El Arete de Mariles’, interpretado muchos años por el grupo cubano de Acerina y su Danzonera en los populares salones de baile de la época”, relata al respecto el Comité Olímpico Mexicano (COM). En aquella justa olímpica Mariles no sólo consiguió una medalla, sino tres: una de oro individual y otro oro y un bronce conseguidos en equipo.Con estos resultados, los expertos en la materia de aquellos años calificaban a Mariles como un jinete adelantado a su época, pues aseguraban que había revolucionado este deporte gracias a su gran disciplina, orden, control y la auténtica sumisión de su caballo durante la competencia.Por su parte, “Arete” fue un caballo peculiar desde que nació en territorio jalisciense en el ya lejano 1938.“Una década antes de que consiguiera el oro, nacía en el rancho Las Trancas, en Los Altos de Jalisco, un potrillo alazán tostado al que sus criadores llamaron ‘Arete’ por una hendidura natural en su oreja izquierda. ‘Arete’ fue comprado en 400 pesos por el Coronel Rocha Garibay, y de inmediato fue montado por oficiales del regimiento.“En enero de 1948 Mariles conoce a ‘Arete’, un caballo tuerto del ojo izquierdo y castrado. Lo monta y comienza una nueva era para ambos”, rememora el COM.Mariles, quien llegó a ser general del ejército mexicano, es uno de los atletas más emblemáticos en la historia del deporte nacional, pues además de que le dio al país su primer oro en Juegos Olímpicos, también puso a bailar a más de uno al ritmo de “Arete” y su danzón.