La corrida de expectación no decepcionó y tuvo tintes memorables con el encierro de la ganadería de Jaral de Peñas. El cartel encabezado por la primera figura del toreo, Andrés Roca Rey, convocó a más de media plaza, que vio como el diestro peruano dejó todo en el ruedo de la Nuevo Progreso. Con su primero de la tarde, de nombre “Litúrgico”, Roca Rey demostró la calidad en cada muletazo y aprovechó la nobleza del burel para sellar una faena llena de arte con una estocada fulminante y cortarle las dos orejas. Con el segundo de su lote, “Diocesano”, dejó impresa la maestría que posee, al cuajar por ambos lados en una faena más breve, pero exacta por las condiciones del astado. Otra estocada certera para tocar pelo de nuevo y sellar su triunfo. La tarde fue “in crescendo” y el hidrocálido Héctor Gutiérrez consiguió indultar a “Pontífice”, el primero de su lote al que resaltó todas la virtudes del burel. Faena soñada por la afición tapatía que disfrutó de la nobleza incuestionable del ahora semental de Jaral de Peñas.Gutiérrez no desentonó y con el sexto de la tarde, “Místico”, volvió a calar hondo en los tendidos con sendos derechazos de rodillas para seguir con dosantinas pegado a las tablas y terminar con un estoconazo que le dio una oreja con fuerte petición de segunda. El toro que había sido protestado por su peso (465 kilogramos) terminó por convencer a los casi 10 mil asistentes. Un triunfo de alta repercusión para el de Aguascalientes. Poco o nada que destacar de Octavio García “El Payo”, que se mostró desconcertado ante sus adversarios y salió del coso tapatío entre pitos de los asistentes. Una tarde para el olvido en su paso por Guadalajara.Pese a que fue un encierro que promedió los 492 kilogramos, los toros de Jaral de Peñas tuvieron transmisión y juego durante la lidia y en su mayoría permitieron el lucimiento de los matadores.MF