Ni la Final de clubes más trascendental en la historia de Argentina pudo salvarse de la violencia en el futbol.La Conmebol postergó sin fecha la final de la Copa Libertadores que debían disputar ayer River Plate y Boca Juniors, los dos grandes equipos del país, por “desigualdad deportiva” al tomar en cuenta que varios jugadores boquenses resultaron heridos en los hechos de violencia que sucedieron el sábado cuando el autobús que los trasladaba fue atacado por fanáticos del conjunto local cerca del Estadio Monumental.“Hoy tenemos que analizar una desigualdad deportiva, no están dadas las condiciones. Hay un equipo agredido”, dijo el presidente de la entidad Alejandro Domínguez, al canal Fox Sports.River y Boca tenían previsto definir el sábado por primera vez en su historia el título de la Libertadores. Pero lo que debía ser una fiesta de futbol se truncó cuando el autobús que trasladaba al plantel de Boca fue atacado con piedras y palos a pocas cuadras del Monumental, en un episodio en el que se combinaron el accionar de fanáticos violentos y la impericia de las fuerzas de seguridad.El capitán boquense, Pablo Pérez ,se llevó la peor parte, con cortes en los brazos y una lesión ocular, pero otros jugadores también resultaron heridos.La Conmebol convocó a los presidentes de ambos equipos a una reunión en Asunción mañana a las 10:00 hora local a fin de acordar una nueva fecha para la disputa de la Final. El encuentro no puede disputarse la próxima semana, debido a que en Buenos Aires tendrá lugar la cumbre de líderes del G-20.Por otra parte, la entidad sudamericana está obligada a definir a su representante para el Mundial de Clubes que se disputará a partir del 12 de diciembre en Emiratos Árabes Unidos. El representante sudamericano debuta el 18 de diciembre.Para sumar más incertidumbre, Boca reclamó a la Conmebol que se le dé por ganado el trofeo al entender que su clásico rival es responsable de lo que sucedió en las adyacencias del estadio con sus hinchas.