El 5 de marzo de 2022, el futbol mexicano vivió uno de sus momentos más oscuros. En el Estadio La Corregidora, durante el partido entre Querétaro y Atlas, se desató una trifulca monumental entre las porras de ambos equipos. Lo que comenzó como un enfrentamiento entre aficionados escaló rápidamente, dejando imágenes impactantes de violencia que recorrieron el mundo. A más de dos años de aquel incidente, el panorama en el futbol mexicano aún está marcado por lo sucedido, y aunque algunas medidas se han implementado, muchas promesas y compromisos de las autoridades han quedado en el aire.Este viernes, Atlas y Querétaro se verán nuevamente las caras en el Estadio Jalisco dentro de la Jornada 9 del Apertura 2024. Un partido que históricamente habría sido uno más del calendario, ahora se percibe como un encuentro de alto riesgo, tanto para las autoridades como para los aficionados. El legado de aquel violento enfrentamiento ha cambiado la percepción de los duelos entre estos equipos, y el espectro de la violencia sigue presente.Tras la tragedia de 2022, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y la Liga MX tomaron medidas drásticas. Se suspendió a varios directivos del Querétaro y se ordenó que el club fuera vendido en un plazo de seis meses. Grupo Caliente, propietario anterior de los Gallos, recuperó la administración del equipo con la obligación de venderlo. Sin embargo, hasta la fecha, la venta no se ha concretado y ese plazo inicial fue extendido. Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, ha asegurado que la venta es inminente, pero no se ha dado una fecha definitiva para que esto suceda.Como parte de las sanciones, el Estadio La Corregidora fue vetado durante un año, por lo que Querétaro jugó a puerta cerrada, tanto en su rama varonil como femenil. No fue sino hasta marzo de 2023 que la afición queretana pudo regresar a las gradas, pero incluso ese retorno estuvo marcado por retrasos debido a la falta de cumplimiento de los requisitos para la apertura del estadio. Desde entonces, los Gallos han vuelto a jugar con público en su estadio, aunque las medidas de seguridad se mantienen bajo constante revisión.Una de las consecuencias inmediatas del incidente de 2022 fue la prohibición de la entrada de las barras visitantes a los estadios. Sin embargo, esta restricción ha sido levantada progresivamente, y los aficionados de visitantes han podido seguir a su equipo en otros estadios. Aunque oficialmente no asisten como barras organizadas, la presencia de estos grupos genera preocupación, especialmente tras un conato de violencia en el Estadio Azteca durante un partido entre Querétaro y América en enero de 2023.Tras los hechos de Querétaro, se implementó el Fan ID, un sistema que buscaba identificar a todos los aficionados que ingresaran a los estadios de la Liga MX. Sin embargo, la iniciativa ha sido un fracaso. Los servidores se saturan constantemente, lo que provoca caos en los accesos a los estadios, y el personal encargado no ha sido capacitado adecuadamente para revisar los documentos. A pesar de las intenciones de mejorar la seguridad, el Fan ID sigue siendo un dolor de cabeza para los clubes y aficionados.Aunque se impusieron sanciones severas a varios directivos del Querétaro, incluyendo la inhabilitación de Gabriel Solares, Adolfo Ríos, Manuel Velarde y Greg Taylor, la realidad es que algunos han logrado sortear estas sanciones. Adolfo Ríos, quien fue director deportivo de los Gallos durante la tragedia, vio reducida su sanción de cinco años a solo uno, lo que le permitirá regresar al futbol profesional.SV