No serán 11 los jugadores que estén en la cancha disputando una Final, serán miles de corazones latiendo al mismo ritmo y para muestra, el recibimiento que tuvo el equipo a su llegada al Coloso de la Calzada Independencia. Gargantas desgastadas, banderas hondeando, bengalas brillando y un solo grito “Vamos a ser campeones” y “Atlas, Atlas”.La fiebre por la Academia llegó a una efervescencia que incluso el autobús no podía avanzar, sin embargo no era problema, ya que el Monumental Estadio Jalisco esperaba con ansias a sus héroes, esos que buscarían el milagro, la hazaña y coronarse después de 70 años de espera.Y aunque el primer equipo en llegar a la zona de la Calzada fue el León, éste lo hizo entre insultos, objetos arrojados y muchas señas obscenas, sin embargo no pasó a mayores.Pero una vez que el autobús rojinegro hizo su aparición, la locura se desató. La calle Fidel Velázquez se volvió una sucursal de un manicomio. Cámaras al aire, banderas en todo lo alto, todos querían ver pasar a sus ídolos, esos que marcarán una generación más que dorada, una generación que haría historia, como sucedió en 1951.JL
