Regaló alegrías, goles, angustias por sus lesiones, pero sobre todo títulos. Es por eso que la afición del Guadalajara no le guarda ningún rencor a Rodolfo Pizarro, al contrario, el ahora volante de Rayados de Monterrey fue recibido en la que alguna vez fue su casa entre aplausos, gritos y cánticos por parte de la parcialidad rojiblanca.Llegó la hora de saltar a la cancha, abrazos, risas y compañerismo en el pasillo. Pizarro era el último en la fila, el nervio de presentarse frente a la afición que le extraña era evidente. El sonido local presentó las alineaciones, como es costumbre, el visitante primero; todos los Rayados fueron abucheados, con excepción de uno, Rodolfo Pizarro, quien se llevó una carretada de aplausos.En menor medida, pero también fue recibido con aplausos Ángel “Chelo” Zaldívar, quien se encuentra con los regiomontanos en calidad de préstamo.El juego arrancó y todas las miradas estaban puestas sobre el mediocampista tamaulipeco, pero no sólo de los aficionados, también de sus ex compañeros, y tan fue así, que Dorlan Pabón hizo el primero, causando la euforia de los más de dos mil fanáticos de Rayados que se dieron cita en el Estadio Akron, abarrotando la zona destinada a los grupos de animación visitantes.Como un cementerio, así quedó el graderío ante el mazazo recibido por la oncena visitante, a tal grado, que el supuesto homenaje que recibiría Rodolfo Pizarro al minuto 20 pasó inadvertido, y la parcialidad tapatía se enfocó en intentar hacer reaccionar a su equipo, que no veía lo duro, sino lo tupido por el estilo de juego de los Rayados.Pero el agobio era tal, que ni la extraordinaria entrada, casi el lleno en las butacas del coloso del Periférico, hacían reaccionar a unos rojiblancos que lucían confundidos y presionados por el buen arranque del rival.Fue tal el ímpetu de Rodolfo Pizarro, que a 10 minutos del final terminó su participación en el compromiso, no porque lo sacaran de cambio, sino porque el juez central Adonaí Escobedo le mostró la tarjeta roja por una entrada sobre Jair Pereira. Al salir de cambio, más allá de los abucheos esperados, recibió aplausos.Las voces