Durante la mañana del pasado viernes dijo adiós uno de los grandes del beisbol mexicano. Aunque nació en Cuba, Adolfo Cabrera siempre demostró el amor y afecto por México, por Guadalajara y sobre todas las cosas, por el “Rey de los Deportes”. El fallecido toletero antillano se convirtió en uno de los referentes históricos de los Charros de Jalisco, además de ser considerado como uno de los más grandes bateadores en la historia de la novena albiazul.El famoso “Tribilín” llegó a los Charros de Jalisco a finales de la década de los cuarenta, justo cuando el beisbol comenzaba a arraigarse en el gusto de los tapatíos gracias a la incursión de los caporales en el profesionalismo.Cabrera es considerado como uno de los más grandes beisbolistas de la organización jalisciense, ya que fue el primer campeón de bateo de los caporales. En 1949, justo en el año que había llegado al equipo albiazul, el poderoso toletero cubano ganó el título de bateo de la Liga Mexicana de Beisbol al terminar la campaña con un porcentaje de .382, con 65 carreras impulsadas y siete vuelacercas conectados en aquella campaña.Además de haber vestido la casaca de los Charros, el “Tribilín” militó con los Sultanes de Monterrey en el beisbol de verano, mientras que en invierno fue siempre recordado por sus actuaciones con los Cañeros de Los Mochis.Como coach, Cabrera estuvo ligado a Benjamín “Cananea” Reyes, con quien compartió la cabina de mando en equipos como los Naranjeros de Hermosillo y los Águilas de Mexicali, con los que se coronó en la Serie del Caribe de 1986.Su legado como coach tampoco pasó inadvertido, ya que el número 47 que portaba en los dorsales fue retirado por los Guerreros de Oaxaca luego de haber conseguido el campeonato de la LMB en 1998.Cabrera formó parte del equipo jalisciense que levantó su primer gallardete dentro del profesionalismo. El cubano era uno de los miembros del cuerpo técnico en la novena dirigida por Guillermo Garibay que logró el título de la Liga Mexicana de Beisbol en la temporada de 1967.El “Tribilín” fue invitado a formar parte del staff del novel mánager Benjamín “Cananea” Reyes. Con toda su experiencia al mando, Cabrera fue uno de los artífices del épico segundo campeonato de los Charros de Jalisco en 1971, cuando se levantaron de una desventaja de tres juegos.La historia de los Charros de Jalisco y de Adolfo Cabrera siempre irá de la mano, ya que el caribeño ha sido el único personaje que permaneció en todas las etapas del equipo jalisciense en el profesionalismo como jugador, coach y miembro directivo.El 10 de noviembre de 2015, Cabrera fue homenajeado por la directiva de los Charros de Jalisco. Un busto en su honor fue develado en el Paseo de las Estrellas que se ubica a las afueras del Estadio de los albiazules, además de haber sido reconocido a mitad el encuentro entre los jaliscienses y los Naranjeros de Hermosillo.Cabrera fue protagonista de la que probablemente sea la trifulca más sorprendente en la historia del beisbol en México. En 1950, jugando para los Charros, recibió un pelotazo del pitcher de los Diablos Rojos, Ruffus Lewis. Esto ocasionó una bronca en la que incluso el propio “Tribilín” dio y recibió batazos.