México, al menos en la Sub-17 ha demostrado ser una potencia en la categoría pues desde el año 2005 a la fecha la selección ha sido cuatro veces finalista del mundo y ha levantado la Copa en dos ocasiones, en los años 2005 y 2011.El pasado domingo, los juveniles mexicanos se quedaron a un pasito de la gloria, pero demostraron tener temple, calidad de sobra y argumentos futbolísticos que los podrían impulsar a dar ese gran paso de llegar a la primera división, aunque no sin antes vivir esos procesos que deben de pasar para poder tener trayectorias largas y exitosas.Uno de los muchos problemas que tiene nuestro balompié nacional, es este pequeño factor, el querer adelantar los procesos de los jóvenes.Por más calidad que tengan y por más avanzados que estén a sus demás compañeros los futbolistas de esta edad necesitan vivir procesos de Sub-20, Sub-22 y quizá los procesos de terceras y segundas divisiones para foguearlos y prepararlos para lo complicado que es pisar primera división y evitar así, lo mismo que ha pasado con generaciones pasadas que literalmente han desaparecido del medio o están olvidados y rezagados en equipos de Centroamérica, otros en el Ascenso MX u otros simplemente retirados.Muchas veces lo que necesitan después de vivir lo que es su primer experiencia mundialista es solo tiempo, pero tanto entrenadores como directivos ven en ellos negocio o están muy necesitados de un nuevo ídolo y los lleva a querer brincar sus procesos y sus debidos tiempos y se les olvida por completo que están en una etapa formativa.Hay claros ejemplos de futbolistas de la generación campeona del mundo 2005 y 2011 que sufrieron de este error en sus proceso de formación futbolística, tal es el caso de Omar Esparza, un jugador de Chivas que fue debutado antes de tiempo, lo hemos visto en divisiones inferiores y hoy en día a sus pasados 30 años está retirado del futbol profesional.Otro claro ejemplo que quizá todos los amantes del futbol recordemos es César Villaluz, un jugador con muchísimas cualidades, que poco a poco debido a este problema se fue perdiendo, pasó de ser titular en Cruz Azul, a ser jugador del Atlético San Luis en Liga de Ascenso, así como de Chiapas y hoy en día está en un equipo semiprofesional de Sudamérica.También podremos recordar de la selección campeona en 2011, a jugadores como Carlos Fierro que ha estado en constante cambio de equipos, a su corta edad ya tiene en su palmarés, su paso por Chivas, Querétaro, Morelia y hoy actualmente milita en un equipo de la MLS, tras haberse cerrado las puertas en equipos de México.Otro jugador de esta misma generación es Marco Bueno, que también al parecer se le terminaron las oportunidades aquí en el balompié azteca y tras estar un tiempo en Chile, hoy reside y juega futbol en la Liga de Finlandia.Pero, todos recordaremos al jugador de ese Mundial, al que cargó a la selección al campeonato del mundo, Julio “La Momia” Gómez, un jugador tamaulipeco que además, se ganó en el corazón de los aficionados, por aquel choque de cabezas que tuvo con un defensa alemán, se levantó, se le controló la hemorragia, fue vendado de la testa como una momia e hizo un gol espectacular de chilena, para la victoria de México ante Alemania, en la ronda semifinal de aquel glorioso mundial juvenil. Todos recordaremos a Julio, pero hoy su realidad es otra, él mismo ha admitido que perdió piso con la fama y el dinero que recibió tan joven. Actualmente juega en Coras de Tepic de la Liga Premier de México, tras su paso por la Liga de Ascenso.Así como ellos, hay muchos más que hoy viven alejados de las canchas, y de la vida del futbol a sus cortas edades y todo esto debido a los malos procesos formativos que se viven en México. Habrá que corregir estos errores, para que a esta camada de juveniles mexicanos, no les suceda lo que ya nos sucedió en los procesos anteriores. AJ