Xavier Velasco vuelve a su faceta autobiográfica con la ficción “El último en morir” (ed. Alfaguara).Después de “Éste que ves” y “La edad de la punzada”, donde el autor explora los años tempranos, ahora cuenta la etapa de descubrimiento y formación de la vocación por la escritura, en una novela en retrospectiva. Desde su hogar, Xavier platicó que esta nueva novela “significó un mayor compromiso en el sentido que si antes tenía que desnudarme, ahora tuve que enseñar las tripas”. La novela se presentará en línea el próximo miércoles 28 a las 19:00 horas.Luego de sus textos previos con guiños autobiográficos, el escritor no pensaba publicar otra novela sobre su vida: “Creía que después de la adolescencia no tendría nada que contar, hasta que dándole vueltas caí en cuenta de que sí había una historia: a ese niño y a ese adolescente le dijeron que se iba a morir de hambre. ¿Qué le pasó? Esa es la historia. No quiero contar toda mi vida, no creo que tenga interés, pero esa idea de ir detrás de lo imposible y tener que soportar todas las decepciones, los rechazos, los fracasos. Es un camino sembrado de fracasos”.En su historia de vida, Velasco renunció a las comodidades para adentrarse en el mundo real, lejos de los mimos: “No me faltaba nada, pero tenía que revolcarme tantito en el lodo, meterme en problemas, ir a dar a la cárcel. Había cosas que tenía que pasar. Sabía que detrás de toda la formación del novelista había toda una historia, una especie de road movie de vida”. Algo que resalta en la biografía de Xavier Velasco es su aparente inicio tardío en las letras: “Traté de ser muchas cosas, traté por todos los medios no ser escritor, pero no pude escapar a eso. Se parece mucho a cuando nos enamoramos perdidamente: no hay nada que nos convenza de dar un paso atrás”. Antes de publicar ficción, Velasco publicó crónicas musicales, además de trabajar en agencias de publicidad. Del periodismo y la publicidad aprendió cosas útiles para la literatura: “Nos quitamos esa manía boba de la inspiración: hay que hacer la nota, con lo que tengamos. La publicidad enseña mucho, cuando llega un cliente que no sabe nada del lenguaje y dice cómo tiene que ser la frase. Y hay que aceptar, porque paga. Es una humildad que enseña”.Sobre la presentación que hará desde su casa, Xavier adelantó: “Me gustaría que la presentación ocurriera exactamente en el lugar donde se escribió el libro. A veces le digo laboratorio, a veces oficina, cuando me pongo pomposo le digo ‘la presidencia’, pero es mi escritorio. Tengo una puerta que da al jardín, a veces me escapó y trabajo allí. Será algo íntimo, platicando cómo se hizo este libro”. JL