Domingo, 24 de Noviembre 2024

Un relato íntimo de la Venezuela actual

Karina Sainz Borgo lanza “La hija de la española”, novela en la que retrata la desolación de un país devastado política, económica y socialmente

Por: Jorge Pérez

Karina Sainz. La periodista se estrena en la ficción con “La hija de la española”. CORTESÍA

Karina Sainz. La periodista se estrena en la ficción con “La hija de la española”. CORTESÍA

La escritora venezolana Karina Sainz Borgo publicó la novela “La hija de la española”, un libro que retrata la desolación de un país devastado política, económica y socialmente. Su trama detalla las necesidades que se viven en Caracas, la lucha constante por sobrevivir situaciones adversas y el desencuentro entre la población y el régimen, que se traga todo lo que encuentra a su paso. Desde su firma para publicarse dentro del catálogo de Lumen, la novela generó expectativa, tanto que el manuscrito se vendió a una veintena de editoriales para su traducción. Previo a su visita a Guadalajara, para presentar la novela en la Feria Internacional del Libro, la autora contestó algunas preguntas sobre su más reciente novela.

-Es tu debut como novelista, después de haber publicado como periodista: ¿cómo decidiste la trama que querías narrar?

-Es un libro que lleva escribiéndose en mi interior desde hace más de diez años. Es mi tercera novela escrita y la primera publicada, aquella en la que, al fin, me sentía cuajada literariamente. Esta es una novela sobre la pérdida y la culpa del superviviente. Se levanta sobre una pérdida individual y colectiva. No es una novela de denuncia. No es activismo. Ni periodismo. Es literatura. Habla de Venezuela, es la raíz, procuré siempre aspirar a lo universal, de ahí que la estructura sea profundamente alegórica.

-Por el oficio de la protagonista hay múltiples menciones a la literatura: ¿qué tanto de Karina hay en Adelaida?

-Yo, como Adelaida (la protagonista), también nací en un lugar que hasta las flores depredan. También comparto con ella la angustia y la culpa de los que se marchan. Buena parte de mis obsesiones están retratadas en ella.

-Entre los autores mencionados está Thomas Bernhard, polémico por su relación con su tierra natal: ¿cómo ha cambiado tu relación con el país viviendo en el extranjero?

-La búsqueda y la aspiración de belleza es un acto de resistencia en sí mismo. Y yo, aunque lejos, he mantenido una pulsión muy fuerte por poder volcar mi dolor y mi sensación de pérdida en la narrativa. Vivo mi relación con Venezuela con un malestar, una ansiedad y una preocupación muy profundas. He aprendido a metabolizarlo. Antes era incapaz de hablarlo. Ahora al menos he podido articular un relato sobre el dolor que me genera, que es bastante profundo.

-Otro elemento importante en la novela es el de la identidad: ¿qué tanto cambia la identidad de las personas (o de la sociedad) bajo un régimen como el de Venezuela?

-Los procesos totalitarios borran a los individuos, saquean de sentido hasta lo más elemental. Ella pierde la casa y la madre y la forma en la que la desalojan… Aquí no hay un Estado, aquí hay una fuerza de ocupación. Es algo que empuja a las personas y a los individuos y por eso yo quería que fuera tan alegórico. Una alegoría de cómo las sociedades sometidas a un proceso totalitario terminan desapareciendo como entidades. A Adelaida Falcón le pasa eso. De hecho, la Mariscala (la líder del grupo de mujeres que ha ocupado su casa) es una gran alegoría del poder y de sus desmanes.

-Hay un personaje que aparece en una parte de la novela (Santiago). Por su historia me parece significativo (pasa de la protesta a la represión): ¿cómo surgió su inclusión en la trama?

-Cada personaje del libro obedece a una función. Son alegorías. Si la madre es la patria, Santiago es el país que no pudo ser. El país que iba a ser brillante, instruido, civilizado, profesional. Creo que eso también demuestra también la temperatura que puede llegar a vivir una sociedad y la degradación moral que puede llegar a ejercer el poder cuando es excesivo. De él nunca llegamos a saber, exactamente, cuál es su desenlace. Esa sombra de duda proviene, justamente, de la forma en que el poder acaba con él.

-La novela ha tenido una muy buena acogida internacionalmente, por el número de traducciones que habrá: ¿cuáles eran tus expectativas al contar esta historia?

-Escribir una novela literaria que hablara de mi tragedia, pero en una clave universal. La búsqueda y la aspiración de belleza es un acto de resistencia. Y bueno, también es cierto que yo tenía una pulsión muy fuerte por poder volcarlo en narrativa. Pero cuando un tema te golpea de manera tan fuerte es suficiente acicate y suficiente estímulo para sentarte a picar piedra. Porque realmente el producto de escribir es lo más parecido a picar piedra que yo he visto. Como decía Philip Roth, escribir es bajar a la mina.

CORTESÍA

¡Asiste!

Karina Sainz Borgo presentará “La hija de la española” el jueves 5 de diciembre (18:30 horas) en el Salón Agustín Yáñez de la FIL: “Será la primera vez que acuda, lo cual es algo que me hace muy feliz. Es una de las citas literarias más importantes del continente, por no decir que la más importante. Participaré en algunas mesas y además presentaré el libro. Estoy muy contenta por eso”, adelantó.

Tapatío

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