Los viajes en el tiempo se hacen posibles gracias a las palabras del historiador Federico Navarrete, quien se describe a sí mismo como “traductor, escritor que usa la palabra para traducir culturas, diferentes mundos y diferentes espacios”. La honestidad en cada texto que escribe lo acompaña para generar espacios de diálogo entre las personas que lo leen, y propiciar el intercambio de preguntas y respuestas, pues reconoce la escucha como una herramienta con la que ha aprendido cosas muy interesantes.Una relación especial con el público infantil le ha permitido a Federico motivar y acompañar la imaginación, “Yo de los niños valoro que para ellos el mundo es nuevo, imaginan y construyen mundos diferentes y mejores que los de los adultos”. Con su libro “Chilango y Tenochca” -que presentará en el marco de la FIL, desde el Facebook de SM México- inicia una aventura a la antigua ciudad de Tenochtitlan hace más de 500 años, un viaje que se hace especial por el intercambio de cuerpos entre un niño mexica y un niño en el año 2019. “La idea es que por medio del cuerpo los lectores puedan ver las diferencias de los mundos de viejo Tenochtitlan, la diferencia con México en 2019, hay edificios, hay metro, pero todo lo que hacemos con el cuerpo es de manera diferente”, de esta manera se pueden comprender las diferencias culturales a partir de los cuerpos.Imaginar mundos diferentes es lo que genera esperanza en momentos de crisis, pero para llevar a la acción, Federico comparte un consejo especial para las personas más jóvenes: “Vamos a sobrevivir si nos escuchamos y hacemos las cosas para todos los mundos y para todas las personas. El diálogo debe ser nuestro principio fundamental, es un desafío muy grande que enfrentamos pero tenemos que seguir intentando, promover el diálogo, el cuidado mutuo, la empatía la solidaridad, y procurar la justicia”.JL