La escultora Dolores Ortiz instaló ya su pieza dentro del programa Arte Público, iniciativa del Ayuntamiento de Guadalajara. Dentro de la prórroga de seis meses, la artista ubicó su obra, llamada “Portal del Oriente”, en la glorieta de la calle Puerto Melaque, en sus límites con el tianguis dominical El Baratillo.La recepción de la pieza por parte del ayuntamiento se demoró por nuevos requisitos que le pidieron, así lo detalla la artista: “No me la habían recibido, ya tenía tres semanas instalada completamente. Los trámites son a veces lentos”. Los requerimientos fueron “toda una memoria muy extensa, pidieron planos estructurales, cálculo estructural, estudio de suelo, estudio de sismos, la cuestión del anclaje”. Desde que “Portal del Oriente” fue elegida para entrar en el programa ya había presentado una documentación similar: “En el contrato que yo firmé sí me habían pedido algo al respecto, no tan extenso como lo tuve que entregar ahora. Yo sí trabajo con todas las precauciones de que no vaya a suceder cualquier cosa. He hecho otras obras muy grandes y soy cuidadosa en ese sentido: Contrato gente que sabe de estructuras y construcción, para no tener errores, porque pueden suceder accidentes”.A propósito de la polémica de los precios de las obras, la artista (que tiene montadas piezas en diversas partes del mundo) comentó: “Se habló mucho de los costos, pero la gente en general no está enterada de todo lo que implica, muchísimas cuestiones que son las que elevan el precio: se tiene que utilizar grúas, traslados muy complicados, una cimentación como si fuera un edificio. Todo ese tipo de cosas cuestan. En el momento que se llevaron las piezas las grúas se quedan allí mientras las sostienen para armar: eso se paga, forzosamente. Más el equipo de gente que trabaja”.En particular, justo antes de la instalación tuvieron un imprevisto: la pieza debía cortarse para llegar a su morada. “Tuvimos que cortarla, no cupo en algunas partes, algunas calles del traslado. La cortamos y rearmamos en el sitio para volverla a soldar, todo el proceso. Habíamos checado varias rutas, pero movilidad fue la que nos dictó al final por dónde se podía. Había calles donde el cableado no permitió el paso, ni acostada. Los puentes peatonales también nos estorbaron”.Un inconveniente que surgió de improviso fue la instalación de una antena en la glorieta, justo a pocos centímetros de “Portal del Oriente”, lo cual causa una gran contaminación visual a la pieza: “Lo único molesto es que pusieron una antena de vigilancia después de que habíamos escogido el espacio: justo en medio de la glorieta. La antena quedó pegada a la escultura, casi a 60 centímetros de distancia. Visualmente es desagradable. Estoy tratando de ver si la pueden mover, nada más es moverla unos metros. Se ve rara, mal. La pusieron después de que se había decidido el lugar”. Otro detalle faltante, agregó la escultora, es la habilitación de la glorieta por parte de Parques y Jardines, “para poner vegetación”.Ya con la pieza montada y el programa concluido (salvo otra escultura por instalarse), la escultora tiene dos deseos: “Ojalá se hagan más proyectos de este tipo, que dudo que se puedan hacer. La escultura hace ciudad, en las ciudades importantes del mundo hay cosas icónicas, atraen turismo también… Espero que sí la inauguren. No han inaugurado la penúltima, de Martín del Campo. Yo quiero ver si el gobernador la inaugura, pues él proyecto lo inició él”.Además de la docencia, otro proyecto próximo de Dolores Ortiz es una exposición en el Museo Federico Silva de San Luis Potosí. En su labor dentro de artes plásticas del CUAAD de la UdeG están las gestiones para traer al escultor brasileño Irineu Garcia a impartir un taller de una semana.