La tercera edición de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa recayó en Rodrigo Blanco Calderón, por su primera novela: "The Night". La ceremonia se llevó a cabo en la en la Sala 2 del Conjunto de Artes Escénicas.Ubicada en Caracas (Venezuela) en 2010, la trama narra el acontecer tras la crisis de energía, además de ser un homenaje a Darío Lancini, poeta venezolano. Los finalistas de la bienal fueron Gioconda Belli (por Las fiebres de la memoria), Gustavo Faverón (Vivir abajo), Antonio Soler (Sur) y Manuel Rivas (Ordesa). El nicaragüense Sergio Ramírez fungió como presidente del jurado, compuesto por Carme Riera, Alonso Cueto Caballero, Felipe Garrido, Juan Manuel Bonet y J.J. Armas Marcelo (como secretario).El texto que otorga el premio de cien mil dólares a Blanco Calderón expresó: "Es una novela laberíntica... polifónica, construida como un juego de muñecas rusas". El acta también resalta sus juegos de palabras. El autor platicó después de la premiación sobre su dicha característica: "Para mí la escritura en general (sea de cuentos, de ensayos o cualquier género) implica una concentración absoluta, a nivel del lenguaje. En ese sentido la novela fue un reto particular, porque además de los riesgos de la escritura me pedía una concentración extra, relacionada con los juegos de palabras".En particular, son los palíndromos a los que recurre Rodrigo, en parte por el homenaje a Darío Lancini (autor del libro Oír a Darío, título que es un palíndromo): "Es un juego, pero es un ejercicio exacto de escritura, que no puede ser alterado ni por una letra. Eso supone para mí también una especie de ideal de escritura, irrealizable: es la posibilidad o la fantasía de una escritura perfecta, que se cierra sobre sí misma".En ese sentido, la traducción de la novela (ya a tres idiomas) ha representado una dificultad: "Ha sido interesantísimo ver la lucha de los traductores, al francés, al checo y al holandés, con los juegos de palabras, los palíndromos que en esencia son intraducibles. Es una exigencia extrema, de dificultad: a la vez es lúdica, lo mejor que uno le puede pedir como escritor a su instrumento, que es el lenguaje".En su discurso, Rodrigo Blanco Calderón envió un mensaje sobre la situación de su país, Venezuela, a quien dedicó el premio: "Es una novela que sería imposible haberla escrito, si no hubiese referido al horrendo sacrificio de ver un país arrasado por la dictadura que se está viviendo actualmente. Creo que la novela no es una novela de denuncia, es una novela de indagación sobre una zona de sombra en la que mi país ha caído: estoy seguro que saldrá de ella. Termina siendo también una indagación humana, individual y colectiva, de cómo ciertas sociedades voluntariamente, inconscientemente, se empujan a su propia aniquilación".El autor recordó el Premio Rómulo Gallegos, prestigioso premio a novelas escritas en español y cuya primera edición ganó Vargas Llosa: "Hoy en día el premio no existe, se lo llevó la vorágine que asola a mi país".JM