Domingo, 24 de Noviembre 2024

Santiago Roncagliolo presenta “El año en que nació el demonio”

El escritor peruano promociona una historia alrededor de Rosa de Lima y la Inquisición, un thriller desde la perspectiva del siglo XVII

Por: El Informador

Santiago Roncagliolo. El ganador del premio Alfaguara de 2006 presenta su nueva novela. EFE/X. Torres-Bacchetta

Santiago Roncagliolo. El ganador del premio Alfaguara de 2006 presenta su nueva novela. EFE/X. Torres-Bacchetta

Para el escritor peruano Santiago Roncagliolo el hecho de que los personajes de sus novelas no encajen en la sociedad es algo lógico porque se parecen a él, un hombre con dificultades para encontrar su lugar en el mundo.

“Que mis personajes estén fuera de lugar es inevitable; ser diferente, ser raro, no encajar ha sido una experiencia que me ha acompañado. Y mis personajes no terminan de adaptarse al mundo que les rodea”, aseguró el autor. El ganador del premio Alfaguara de 2006 presentó esta semana en México “El año en que nació el demonio”, una novela alrededor de la figura de santa Rosa de Lima, narrada con tintes de magia por Alonso Morales, santo alguacil de la Inquisición.

“Me costó trabajo este libro, quería que cada capítulo contara un episodio de la primera mitad del siglo XVII; el ataque pirata, las luchas de los mineros, el virrey, la santa, la inquisición. Me pareció un universo real maravilloso fascinante; Alonso recorre los escenarios y hace un fresco de la sociedad”, cuenta.

La obra comienza en una noche negra en el Virreinato de Perú, donde una novicia da a luz a un bebé de dos cabezas, lengua bífeda y ocho extremidades; el alumbramiento coincide con la aparición en Lima de Rosa, una mujer hacedora de milagros, capaz de hablar con Dios y con el diablo, convertida en objetivo del Santo Oficio.

“El nacimiento del demonio fue un hecho real, lo leí en un libro de Fernando Iwasaki. Hoy día podíamos decir que es un siamés, pero en ese momento era un monstruo mandado por el demonio; siempre supe que así iba a empezar esta novela y que iba a ser un thriller desde la perspectiva del siglo XVII”, revela.

Un desconfiado de las banderas

El libro de 552 páginas, editado por Seix Barral, retrata a una Lima secuestrada por el crimen, la corrupción y la incertidumbre, en la que el protagonista “Alonso Morales” repite el discurso de su jefe y tortura gente, porque cree que eso es la nobleza. Roncagliolo investigó y retrató la sociedad peruana de hace 400 años para percatarse que tanto tiempo después las cosas no mejoraron mucho en el mundo.

“Esta novela me hizo pensar en cuántas cosas desde el siglo XVII ocurren aún. La bruja es una figura diseñada para culpar a las mujeres; hoy si una mujer es violada hay quien la culpa por su forma de vestir; la inquisición ahora se llama cancelación y la familia de virreyes colocadas en puestos públicos hoy es corrupción”, apunta.

El autor, que vivió parte de su infancia en México, residió en Barcelona y ahora lo hace en Madrid desconfía de las banderas y lamenta la apuesta a la tribu que rige el mundo actual.

“Las democracias hicieron un cambio contra el siglo XVII de la novela. Parten de que si alguien piensa diferente no es una mala persona, solo piensa diferente y puedes convivir con ella, pero estamos perdiendo la fe en la democracia y nos refugiamos en las tribus; decidimos no escuchar al que sea de otra tribu”, explica.

Según el autor, la humanidad ya debería haber entendido que una persona no es buena ni mala por ser de izquierda o de derecha y cree que es infantil pensar eso.

“Yo tengo amigos en un lado y el otro. Me parece una hipocresía pensar que eres bueno porque levantas una banderita. Eso es lo que hace ‘Alonso Morales’ en esta novela, quien repite lo que dice su jefe; a mí me aburre profundamente hablar con gente que sólo repite los clichés del partido que sea”, señaló.

Entre juego y juego 

De niño, Santiago Roncagliolo jugaba a que derrotaba ejércitos, ahuyentaba fantasmas y se deshacía de vampiros. A los 12 años le pareció excesivo seguir con las travesuras, pero tiempo después descubrió el oficio de escribir y regresó a las aventuras.

“Eché de menos mis juegos de niño y unos años después cuando empecé a escribir, encontré que podría seguir haciéndolos; es lo que sigo haciendo hasta ahora”, presume.

El también guionista, cronista y escritor de cuentos confiesa tener serios problemas con el día a día. Es un inadaptado en las colas de los bancos, en trámites de la burocracia y le cuesta trabajo asumir las convenciones sociales.

“Odio la realidad. Me encierro en lo que me invento y durante esas horas todo tiene sentido”, confiesa, y da una pista para que sus lectores comprendan por qué el fiscal Chacaltana de su novela “Abril rojo”, el Jimmy, de “Y líbranos del mal” y los protagonistas de sus demás obras sufren tanto para adaptarse al mundo. 

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