La puesta en escena ‘Lo que queda de nosotros’, producción independiente de la compañía PAS Producciones y bajo la dirección, producción y actuación de Said Sandoval, es una obra que toca temas sensibles como la muerte de los padres y el maltrato animal, no sin brindar esperanzas a pesar de la nostalgia, pero con diálogos divertidos; se trata de un montaje interdisciplinario para toda la familia, donde se hace uso del teatro de sombras y música en vivo, el cual se presentará en el Teatro Vivian Blumenthal de la ciudad, los días viernes 10, sábado 11 y domingo 12 de febrero.Escrita por Sara Pinet y Alejandro Ricaño, ‘Lo que queda de nosotros’ es una obra para público infantil y juvenil, que fue ganadora del Premio de Teatro para Niños INBA 2014; ahora, se trata de la historia de Toto y Nata, un perro y su dueña, una chica huérfana con crisis recurrentes y un perro que, tras ser abandonado, resiste la vida callejera. Así, a través de dolorosas experiencias, comprenden el sentido de la pérdida y ganan la esperanza de sanar juntos.Al frente de un equipo compuesto por tapatíos radicados en la capital del país, Said Sandoval también produce y actúa en la puesta en escena; son dos temporadas de éxito en la Ciudad de México, el director reconoce que “la obra ha tenido muy buena acogida por parte del público, y hemos recibido comentarios inesperados porque, creo, hay momentos en la vida que superan la ficción y generan empatía entre los espectadores. Esperamos suceda algo similar en Guadalajara”.De este modo, con algún tiempo viviendo en el centro del país, Sandoval indica que “no había encontrado, hasta ahora, el montaje que quería traer a Guadalajara para presentarlo y que quiero vean mis amigos y familia. La oportunidad se dio gracias al vínculo con la Universidad de Guadalajara (UdeG) y con la Fundación UdeG (a su beneficio será una de las funciones)”.Así, lo que atrajo al productor de la obra de Pinet y Ricaño fue que “es un texto bellísimo, y como detalle significativo: es uno de dos textos en toda mi vida que me conmueven hasta el llanto con sólo leerlos. En el momento en que leo esto y me conmueve a este grado, dije: es oro molido. Y hablamos de dos grandes y prolíficos dramaturgos mexicanos, y creo que en conjunto logran algo genial, despertar empatía, la risa, es una obra que no encaja en un género de manera sencilla; es una comedia pero también tiene tintes dramáticos que nos permiten identificarnos gracias a experiencias con amigos, familia o mascotas, lo que ayuda a reflexionar cómo nos movemos en el día a día. Una oportunidad que se agradece”.Además, desarrolla Sandoval respecto de la obra, “justamente nos permite identificarnos a todos como iguales, como personas con luces y oscuridades; lo que se ve reflejado un poco a través del teatro de sombras y, asimismo, nos identifica con las cosas maravillosas y bondadosas que somos capaces de dar y hacer, lo mismo que esas zonas oscuras”.Ahora, en opinión del actor y productor, “a partir de la pandemia, este montaje se volvió de alguna forma indispensable, más importante para mí, porque en este periodo de contingencia todos hemos sufrido pérdidas, de distintos tipos, pero perdimos algo: humanas, de tiempo, de capacidad de salir, de familiares. Y esta obra nos permite reflexionar y desahogar (en cierto modo) esta sensación de opresión que generó la contingencia, y es bello poder identificarnos con los demás; porque belleza y dolor hay en la vida de todos, y si podemos ser empáticos, todo fluye mejor en la vida”.En cuanto a definir cómo contar en escena esta trama de ausencia, dolor y reflexión, Said Sandoval establece que “fueron dos cosas; uno: poder reflejar la sensación de los personajes a través de una técnica que no fuera solo la interpretativa actoral tradicional, y me remitió pronto al teatro de sombras. Además, guardo cercanía con Fátima Ramírez –que sigue colaborando con la agrupación Luna Morena– y al platicarle la idea, le agradó. Comenzamos así a trabajar y dimos con una conexión con la infancia que, pienso, nos toca a todos”.Además, prosigue el director del montaje, “la música en vivo, me parece, resulta vital en la escena; la música nos ayuda o nos permite convertirla en un hilo conductor a través o a lo largo de la historia, para que todos lleguemos a buen puerto como parte de este proyecto, esta nave que sería la obra de teatro”.De igual modo, al ser “el primer trabajo que dirijo”, enfatiza Sandoval, “es importante también que es familiar, pero enfocado a jóvenes audiencias. Así fue mi primera elección para dirigir y que pueda ver y disfrutar mi hija (de siete años). Aunque se dirige a niños de más edad, intenté que las formas pudieran reducir esa edad y adaptarla a público más joven aun. Y creo que funciona, que se traduce bien y es una puesta en escena disfrutable, que cumple su objetivo”. SL