Una de las más extensas e importantes colecciones de obras de arte y objetos decorativos es la que posee la Corona Británica, y que recibe el adecuado nombre de La Royal Collection (conformada, dicen algunos, por más de un millón de valiosas obras). De acuerdo con la normatividad vigente, la titular actual es la reina, Isabel II de Inglaterra, pero esta “propiedad” es únicamente de carácter formal, ya que la Royal Collection no se puede vender, enajenar o dividir, puesto que permanece ligada a la Corona y a la nación, por lo cual los sucesivos monarcas están obligados a garantizar su integridad.En este sentido, la Royal Collection posee asimismo un extenso fondo bibliográfico y documental, custodiado en la Biblioteca Real de la Casa de Windsor. Cosa curiosa es que se trata de la última gran colección artística de la realeza europea que continúa bajo propiedad “formal” de los reyes; otras colecciones similares, como las de España, Francia y Rusia, ya fueron nacionalizadas entre los siglos XVIII y XX, y se custodian (por lo menos en parte) en museos estatales, como –en el caso de las colecciones antes citadas– el Museo del Prado, de Madrid; el Louvre, de París; y el Ermitage, de San Petersburgo.Ahora, en términos de custodia y manejo, la colección real británica se despliega por las diferentes residencias reales del país, tanto en salas abiertas al público como decorando estancias privadas que habita la familia real. Sus secciones más valiosas se concentran en el Palacio de Buckingham, el Castillo de Windsor y el palacio de Hampton Court; otras piezas de la colección se exhiben a préstamo, con estancias más o menos prolongadas en museos públicos del país, como la National Gallery y el Victoria and Albert Museum. Con todo, a pesar de que es difícil poner precio a un conjunto tan extenso de obras, hay fuentes que estiman el valor global de la colección en 10 mil millones de libras esterlinas (poco más de 11 mil 500 millones de dólares).En lo que concierne a su conformación e historia, la colección real fue establecida como tal hace poco más de 500 años, y se compone de más de un millón de objetos, incluidas 7 mil pinturas, más de 150 mil obras en papel, esto incluye 30 mil acuarelas y dibujos, y alrededor de 450 mil fotografías, así como tapices, muebles, cerámica, textiles, carruajes, armas, armaduras, joyas, relojes, instrumentos musicales, vajillas, plantas, manuscritos, libros y esculturas.Ahora bien, la responsabilidad administrativa de la colección es llevada a cabo por el Departamento de Colección Real, que es parte de la Casa Real; y así ha sido desde la restauración de la monarquía en 1660, aunque algunas obras u objetos que pertenecieron a monarcas anteriores –como, por ejemplo, Enrique VIII– también sobreviven.Por supuesto, la colección es un reflejo de lo que ha sido la historia del Reino Unido durante las pasadas centurias, con todas sus vicisitudes, alianzas y destellos de gloria bélica o diplomática; pocas piezas anteriores al reinado de los Windsor sobreviven pero, es claro, ha habido desde reyes que se distinguen por su afán coleccionista (como Carlos I o la reina Victoria), por sus gustos ligados a la antigüedad clásica (como Jorge III) o su acierto al atraer artistas a residir en la corte (como Enrique VIII, quien tuvo como retratista para su familia nada menos que a Hans Holbein, el Joven).Sin embargo, hay que reconocer que durante el reinado de Isabel II (de 1952 al día de hoy), ha habido adiciones significativas a la colección a través de compras, legados y obsequios de estados nacionales y organismos oficiales. Desde su ascensión al trono, se han agregado aproximadamente 2 mil 500 obras a la Colección Real, de lo cual son ejemplo 75 acuarelas canadienses contemporáneas que ingresaron a la colección entre 1985 y 2001, como un regalo.Además, el arte moderno adquirido por Isabel II incluye piezas de Sir Anish Kapoor, Lucian Freud y Andy Warhol. De hecho, en 2002 se reveló que la reina adquirió 20 pinturas (excluidas las obras en papel) en los primeros 50 años de su reinado, en su mayoría retratos de monarcas anteriores o de sus parientes cercanos; ocho se compraron en subasta, seis a distribuidores, tres se encargaron, dos se donaron o legaron, y uno fue una compra de la catedral de Winchester.En 1987, se estableció un nuevo departamento de la Casa Real para supervisar la Colección Real, y fue financiado por las actividades comerciales de Royal Collection Enterprises, una sociedad limitada. Antes, se mantenía con los ingresos oficiales del monarca pagados por la Lista Civil; ahora, desde 1993, la colección se ha financiado con las tarifas de entrada al Castillo de Windsor y al Palacio de Buckingham (dos de los sitios más visitados del mundo).Finalmente, La Royal Collection asegura su mantenimiento y su labor como organismo que custodia un legado artístico singular y trascendente para el mundo; la preservación, mantenimiento y compartimento de su acervo significan un fondo muy importante para la historia en general y, para la Corona Real, una de sus contribuciones sociales incuestionables.FS