José Miguel Tomasena publicó su segunda novela, “El rastro de los cuerpos”. Publicada por Grijalbo, el libro cuenta la historia de la periodista Tania Vázquez, quien decide filmar un documental sobre la búsqueda de los desaparecidos en México por la fallida guerra contra el narco: “Venía de participar en la coescritura del guion de ‘Retratos de una búsqueda’, el documental de Alicia Calderón, que estrenamos hace cinco años. Había estado expuesto al testimonio de muchas mujeres que buscaban a sus hijos desaparecidos: a partir de esto de algún modo sentí que tenía que escribirlo, además desde un punto de vista que me interesa, el de las familias. En mis cuentos siempre aparecen hijos, parejas. Ese es un tema muy mío. Me interesó contarlo desde la perspectiva de un núcleo familiar”, comentó el autor en su visita a Guadalajara para presentar el libro.El relato surge de ese asombro ante la realidad: “Una sensación de agobio y desencanto que he experimentado por las cosas que suceden en México, de la violencia. Estábamos en el sexenio de Peña, era un cinismo total. Empecé a pensar en narradores que me interesaban y que plantean un punto de vista muy extremo: narradores desencantados, encabronados. Literariamente me interesó explorar ese otro territorio”.Al mismo tiempo, una parte de la trama “es también una historia de amor, de una pareja, de cómo se viven las relaciones y los ciclos de enamoramiento. Quise trazar desde el principio este arco narrativo: cómo se conocen, cómo se enamoran, cómo se van distanciando”.El contexto donde inicia la trama se remonta a un tiempo concreto del oficio periodístico: “El narrador y la protagonista de la novela se encuentran y se enamoran en una redacción: después por la crisis de los periódicos se buscan la vida en otros lados. Quería incluir esta especie de homenaje a las redacciones, a los periódicos: el espacio donde me eduqué sentimentalmente, políticamente, en un momento después de la transición, de la caída del PRI en el 2000. Es un periodismo que ya no es, ya las redacciones han cambiado mucho. Es una despedida, personalmente creo que no podré volver a trabajar en ese esquema”.Tomasena muestra también el clima de poca solidaridad con las víctimas, con un personaje que busca a su hija y es estafada cuando alguien más ve su vulnerabilidad: “Es el plano ya más degradado del agandalle, esta parte de las sociedades y los seres humanos: cuando ven a alguien jodido en lugar de darle la mano le meten más el pie. Pasa mucho con las familias que están en esta situación”.Este tipo de novela en otro país sería un balance post-conflicto: en México la guerra sigue, ¿hay luz al final del túnel? El autor comentó: “Cuando la escribí no vislumbraba ninguna luz: sigo siendo bastante pesimista. Por eso el punto de vista del narrador está muy lastimado, muy herido, no tiene esperanza, no tiene futuro. Era un momento en el que sentía que el ánimo del país estaba así, estaba muy cerca Ayotzinapa: ¿en qué hoyo estamos y qué sentido existe? Pensé en narradores que han escrito desde el límite de la esperanza, como Fernando Vallejo, Horacio Castellanos Moya en ‘El asco’, Thomas Bernhard un poco. Es una voz del narrador cada vez más agria”.En “La caída de Cobra”, su primera novela, se narra parte de la vida dentro de una cárcel mexicana. En un contexto muy diferente, la problemática social continúa presente en esta segunda novela, hecho que “no ha sido deliberado, se han dado las cosas. Esta novela se me impuso un poco por el tema, sentía que tenía que escribir de esto con este punto de vista. Quería explorar mi propio desencanto. Creo que hay ciertos elementos de mis cuentos: trabajo temas familiares, relaciones de pareja, entre los hijos. Esta novela tiene mucho de eso”. Junto a las dos novelas, Tomasena cuenta con un libro de cuentos: “¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway?”.Sobre el origen de la novela, José Miguel abundó en su colaboración con la cineasta Alicia Calderón: “He trabajado con Alicia en los guiones de los dos documentales, ‘Retratos de una búsqueda’ sobre las madres de los desaparecidos; y luego el que estrenamos, ‘Dibujos contra las balas’, tiene que ver con los niños en contextos de violencia. El trabajo de ella es más documental, yo recojo algunos ecos de esto para llevarlo a la ficción”.Así como el primer documental propició la idea para un libro, el segundo también podría ser el punto de partida para otro: “Todavía no estoy escribiendo algo, pero ya empiezo a tener algunas ideas. Es otro tono como escritor. Me interesa no solo cambiar de tema, sino cambiar de tono o de retos. Cada novela, esto es algo que probablemente el lector no se da cuenta, tiene que ver con un aspecto específico del lenguaje, un reto específico. ¿Cómo construir a un narrador desolado? Mis otros narradores fueron más contenidos, como en la primera novela”.A la par de la ficción y los guiones, Tomasena escribe su tesis doctoral sobre un tema ligado a la literatura y los jóvenes, un acercamiento que también abre las posibilidades de escritura: “Es otro reto escribir una historia que no sea una cosa de Disneylandia, con un lenguaje potente y sencillo al mismo tiempo. He estado leyendo cosas buenas de literatura juvenil, por mi investigación sobre booktubers: trabajo mucho con lectores muy chavitos. Hay cosas muy buenas”. Por ese vínculo con las comunidades de lectores en la red, el escritor está al tanto de los comentarios del libro en el hashtag #ElRastroDeLosCuerpos: “Me interesa el tema de los lectores conectados en redes, cómo se establecen diálogos en distintos sentidos”.