La visión vanguardista y artística siempre fueron prioridades para Pierre Cardin, diseñador francés que ha fallecido a los 98 años de edad, dejando un legado único en su tipo en lo que a reinvención, comercialización y alta costura se refiere, logrando ser el primer diseñador de modas condecorado por la Academia de Bellas Artes.Considerado como uno de los grandes de la moda, Pierre fue pionero de lograr la perfecta combinación entre el lujo de las piezas de pasarela y la manufactura comercial y a grane escala, para que lo visto sobre los exclusivos desfiles realmente llegaran a las calles, dando paso así a la consagración de lo que se conocería como el “prêt-à-porter”.Nacido en Italia en 2 de julio de 1922, Pierre Cardin migró a consecuencia de las guerras y persecuciones a Francia, junto en el pleno apogeo de las casas de costura y el diseño personalizado, oficios que lo cautivaron lo animaron a explorar su creatividad desde los 14 años de edad y desde entonces jamás paró su quehacer modisto.Tras la guerra, Pierre miró a la vestimenta desde un sentido diferente y poco entendido en su tiempo, en donde los conceptos futuristas no tenían cabida del todo en la lógica del momento, especialmente al visualizar siluetas más libres y con altos significados simbólicos en sus costuras para reflejar esos deseos de libertad, independencia y supervivencia.Aunque la creatividad fue un constante despertar tras los años 40 y la competencia entre las casas de costura iba en aumento, Pierre logró desarrollar y ejecutar con éxito un plan comercial que se consideraba atrevido: llegar al mercado asiático, especialmente a Japón en 1957, país que en plena reconstrucción abrió sus puertas a las ideas “tecnologías” no solo en aparatos electrónicos e industrializados, si no en nuevos conceptos de identidad, simbología y relaciones exteriores.Una década después y con una carrera forjada en la exploración de textiles, texturas, estampados y siluetas, Pierre dio el paso a otro gran imperio comercial como China, en donde para 1979 ya organizaba desfiles con una propuesta en costura totalmente elegante y hecha artesanalmente.Ante la liberación paulatina que se daba en las mujeres tras la guerra y la necesidad de muchas de trabajar tras los estragos bélicos, Cardin enfocó la eje principal de sus diseños en las mujeres trabajadoras, tanto para aquellas que estaban en el hogar con deberes domésticos y aquellas que se aventuraban en los procesos industrializados, por lo que además de prendas básicas, duraderas y con siluetas más cómodas, también empujo la venta de accesorios como bolsos personales, pañuelos y paraguas, pero a un costo bastante bajo.Entre sus últimas entrevistas, el diario francés “Le Figaro” recordó cómo fue apostar por una tendencia que, en su momento, no se consideraba como fructífera: “Cuando lancé el prêt-à-porter en 1959, me cayeron las peores críticas. El mundo (de la moda) consideraba inadecuado hacer prêt-à-porter cuando se venía de la alta costura (…) En tres meses, nadie oirá hablar ya de ello”, al poco tiempo otras casas de alta costura como “Yves Saint Laurent” se sumaron a la atendencia, lo que ocasionó un vuelco total a la forma de comercializar el diseño exclusivo a precios accesibles a las clases trabajadores o más distantes del glamour.AC