Solo por dos días se exhibió en el Centro Nacional de Danza Contemporánea (CENADAC) el telón que Rufino Tamayo creó para “Constelaciones y Danzantes”, coreografía de Guillermina Bravo que formó parte del repertorio de Ballet Nacional de México; después de los dos días de exposición el telón de 19 metros regresó a su lugar habitual, la bodega del mismo Centro Nacional de Danza, y ahí permanecerá porque no hay un proyecto ni interés del gobierno por este tesoro pictórico, como tampoco hay interés por el desarrollo de dicho Centro, que este 2019 cumple 28 años y sobrevive con un presupuesto precario, dijo su director, Orlando Scheker.En 1987 el Instituto Nacional de Bellas Artes hizo un homenaje nacional a Rufino Tamayo, coordinado Raquel Tibol, quien le propuso a Guillermina que el Ballet Nacional creará un programa dedicado al pintor. Se hicieron tres coreografías una de Jaime Blanc, una más de Rossana Filomarino, y Guillermina, la llamada “madre de la danza contemporánea”, hizo su coreografía inspirada en el mural de Rufino “Hombre frente al infinito”, y ella misma le pidió al pintor hacer el telón.“Guillermina llegó con el maestro Tamayo y le dijo: quiero que me hagas un telón para la obra que te voy a hacer. Se lo dijo tal cual, así era ella. Tamayo hizo un bosquejo y se lo entregó al diseñador de vestuario que era Kleómenes Stamatiades y él hizo una interpretación del bosquejo, pero cuando el maestro vio el telón en Bellas Artes, en el estreno de la obra, no le gustó, se molestó mucho.Para la siguiente temporada, el maestro Tamayo invitó a todos los bailarines que quisiéramos y bajo la dirección de él, estuvimos pintando, nos decía: ‘tú pon aquí algo, mancha acá’… el telón, tendido en el piso y echaban los botes de pintura y con una escoba mezclábamos la pintura con agua (de eso hay un material fílmico), todo fue bajo la dirección de él y el boceto es de él, así fue el proceso de elaboración y ese es el resultado”, platicó Scheker, mientras miraba el telón extendido en una de las salas del CENADAC.Del año 1987 al 2006, año en que dejó de existir Ballet Nacional de México, el telón estuvo bailando con la obra de “Constelaciones y Danzantes”, que era parte del repertorio de la compañía que dirigía Guillermina Bravo.Orlando Scheker, director del CENADAC, habló de detalles de esta obra y de la situación que vive actualmente la escuela.-¿Qué va a pasar con este telón?-Es parte del patrimonio del Centro, a solicitud de los alumnos lo estamos mostrando, porque de alguna manera ellos conocen esta historia y todo el repertorio de Ballet Nacional, pero muchos no lo habían visto, porque está resguardado, muy bien dobladito en la bodega.-¿No tienen como un proyecto para presentar este mismo telón en algún espacio de Querétaro?-Hasta ahorita no, no hay lugar donde exponerlo, por su tamaño, ¿qué museo te acoge esto? La maestra Guillermina Bravo, a lo cual yo me negué en su momento y gracias a Dios no se hizo, quería donarlo al Museo Tamayo en la Ciudad de México, pero igual ellos no lo aceptaron en su momento, argumentando que no tenían el espacio suficiente para el telón.