La literatura de Portugal sigue avanzando después de José Saramago, cuyo premio Nobel en 1998 marcó, de manera providencial, el inicio de un nuevo siglo de voces diversas que hoy protagonizan la XXXII Feria del Libro de Guadalajara, donde el país europeo es invitado de honor."Después de Saramago, la literatura sigue, Saramago sigue en Portugal", dijo este domingo Manuela Júdice, directora de la Casa de América Latina en Lisboa y líder de la delegación portuguesa en la FIL.Afirmar que "la literatura sigue" en el país del admirado escritor, fallecido en 2010, es ambivalente y no es casual. Así se ha denominado al acto de homenaje a su obra que se desarrollará en la feria y que reconoce su aporte incalculable, pero que también destaca el trabajo de otros artistas.En la delegación portuguesa, conformada por más de 40 escritores y artistas, destacan nombres como Antonio Lobo Antunes, Nuno Júdice y José Luis Peixoto.También autores más jóvenes como el portugués Gonçalo Tavares y el angoleño Ondjaki, ganadores ambos del premio José Saramago, que busca exponer los primeros trabajos de escritores en lengua portuguesa menores de 35 años.Para Tavares es difícil tener una visión general de la literatura que se hace en Portugal. Aunque existen puntos en común en el abordaje de ciertos temas, como la guerra colonial, la idea de "portugalidad" no está en el centro de la literatura lusa."Pienso que cada escritor va por caminos muy distintos (...) me veo haciendo mi literatura no pensando mucho en lo que es la literatura portuguesa, no pienso que sea importante", dice a periodistas.Sin embargo, su búsqueda artística sí tiene en la lengua portuguesa un elemento "esencial".Su novela "Un viaje a India" (2010) fue escrita a partir de la estructura de "Las Luisiadas" de Luís de Camões, epopeya fundacional de la literatura portuguesa publicada en el siglo XVI. Sus intereses, que van más allá de lo contemporáneo y de su realidad inmediata, lo han hecho acercarse a América Latina, un continente que lo seduce pues encuentra "una intensidad literaria que muchas veces se cruza con las necesidades urgentes de la política"."A mí me gusta mucho estar en América Latina porque hay una lucha política muy aguerrida, muy fuerte, que muchas veces va cruzando el lenguaje", dice Tavares, nacido en Angola hace 48 años.En contraste, en Portugal y Europa en general, la política se ha convertido en un asunto "muy lateral a todos los ciudadanos", lo que es la afortunada consecuencia de sociedades donde la democracia es "muy sostenida y estructurada", explica.Tavares agrega que aunque no es un político, ni pretende serlo, la literatura "debe tener un contenido político". Su afinidad con América Latina, y en particular con México, ya ha fructificado.Su obra "Canciones Mexicanas", una colección de relatos entre el asombro y el horror después de sus "tres o cuatro" visitas a la gigantesca capital mexicana, es el resultado."Es un libro muy mexicano, entonces la estadía en Ciudad de México ha sido muy fuerte", dijo.En otros textos, como las "micronarrativas" incluidas en su serie de relatos "El barrio y los señores", Tavares exhibe un humor negro inmisericorde, que golpea a la primera lectura, como el puñetazo que Saramago dijo sentir ganas de darle por "escribir tan bien a los 35 años".El autor guarda por Saramago mucha gratitud y ningún reproche. "Conmigo en especial ha sido muy, muy generoso", asegura el escritor, quien dice tener la madurez literaria suficiente para no verse afectado por el peso de su legado."Saramago ha sido un ejemplo de cómo un escritor mayor da atención a los escritores que están empezando. Ese me parece el ejemplo mayor que intento seguir", afirma.JB