Aunque ha sido un soporte para la divulgación de toda clase de ideas, la visión literaria de los libros como vehículo de ficciones es la que ha permanece en la mente de la mayoría de la gente; de ellos se ha dicho que son puertas a otros mundos y que leer es comparable a vivir otras vidas. La curiosa unión que la cultura popular ha hecho entre el Día del Libro y el Día de la Rosa es una mezcla de historia y leyendas digna de esta idea romántica.La tradición viene de España, específicamente de Cataluña. La leyenda del siglo XIII dice que en Montblanc hubo un dragón cuya hambre los habitantes debían saciar ofreciéndole una víctima elegida por sorteo. En uno de esos juegos de azar la elegida fue la hija del rey, causando el conflicto de entregar a su princesa o por fin enfrentar a la bestia.Un caballero de nombre Jordi tomó el reto y se batió con el dragón hasta matarlo. Se cuenta que en el sitio que regó la sangre del monstruo nacieron rosas que el caballero recogió y ofreció a la princesa como símbolo de victoria y amor.Regalar rosas ya era un gesto universal entre las parejas, y lo que le dio un cariz especial esta vez fue la elección de la fecha, 23 de abril, Día de San Jorge (Jordi, en catalán), soldado romano que en 303 murió como mártir al defender su fe cristiana. Venerado como patrono en diversas poblaciones, entre ellas Barcelona, destaca la devoción que se le tiene en Aragón, lugar donde se cree que en 1096 auxilió a las milicias católicas bajo el mando de Pedro I en la reconquista de Huesca, entonces en manos de los musulmanes.La historia del Día del Libro también viene de España, pero su origen es más certero. Surgió en 1926 a iniciativa del escritor Vicent Clavel i Andrés, que como consejero de la Cámara Oficial del Libro lo propuso como una medida para fomentar la lectura. La propuesta fue bien recibida y el 7 de octubre de 1927 se tuvo el primer festejo. La fecha, sin embargo, fue cambiada en 1930 al 23 de abril para conmemorar el deceso de Miguel de Cervantes, pues aunque falleció el día 22 de abril de 1616, fue enterrado el día 23, y a falta de certeza sobre su día de nacimiento se eligió ésta.Por casualidad, el 23 de diciembre de 1616 también fue la fecha en que murieron el Inca Garcilaso de la Vega y William Shakespeare. Esto llevó a que en 1995 la UNESCO, a petición de la Unión Internacional de Editores, decretara el 23 de abril como el Día del Libro, con el mismo propósito que en 1926 tuviera Vicent Clavel.El Día de San Jorge, la leyenda del caballero Jordi y el Día del Libro se han mezclado para dar forma a esta celebración particular, donde lo mismo se celebra la victoria, el amor y la lectura.