El jalisciense Saúl Ulises Ibarra Ramos recibió esta semana el Premio Estatal de la Juventud en el ámbito cultural, entregado el Día Internacional de la Juventud. Pianista desde los 7 años de edad, recientemente se presentó en el ciclo Bemol de la Secretaría de Cultura, junto con el cellista Miguel Villeda: “Fue la apertura del ciclo. Me alegra muchísimo saber que ya vuelve la música al Teatro Degollado los martes. Más gente podrá atender al teatro y tener más música a su alcance. Siempre es un privilegio enorme tocar en el Degollado, y un placer también. Nos fue bastante bien. Hubo bastante gente, buen número de personas. Creo que salieron muy contentos con el programa que ofrecimos”, platicó el joven músico.Este tipo de espacios oficiales abiertos para los músicos del Estado resulta importante: “Para nosotros son oportunidades para tocar, para compartir lo que hacemos con un público. Es importante para nosotros los músicos y para la gente que necesita alimentarse de este arte, de la música. Hacen falta estos eventos, nunca son suficientes. Tenemos la Orquesta Filarmónica de Jalisco, maravillosa, pero los eventos al año, sus temporadas, son cortas. Siempre tener más es mejor. Darle la oportunidad a músicos del Estado también me parece por el bien de Jalisco”.Además de ser considerado por las autoridades para formar parte de estos programas ha sido reconocido con premios, como el Premio Estatal de la Juventud: “Es una gran responsabilidad y un honor. Con esto creo que me puedo convertir en un ejemplo para los demás jóvenes, seguir siendo un embajador de la música clásica con este reconocimiento”.Sobre sus inicios, recordó: “Yo tuve la fortuna de encontrar a muy corta edad la música, específicamente el piano. A los 7 años fue mi primera clase de piano, desde entonces no he parado. Esto surge de estar explorando muchas áreas, muchos ámbitos. Estoy muy agradecido con mi mamá, nos llevaba a mí y a mis hermanos a tomar clases de todo después de la escuela. Siempre estábamos ocupados en estas actividades deportivas y culturales, finalmente di con la música”.Con su experiencia, su recomendación para los jóvenes es experimentar para conocer lo que les apasiona: “La clave es buscar. Ahora con la tecnología al alcance de todos los jóvenes conocimientos que pueden ayudarlos a determinar lo que quieren lograr y hacer, descubrirse a sí mismos más que nada. Lo que les diría es que sean curiosos y que encuentren qué es lo que los motiva, y que se esfuercen, mucha disciplina”.En su caso, lo que lo cautivó de la música fue su “forma de expresión única, muy abstracta. No había que abrir la boca, de esa forma verbal y literal. Fue un gran descubrimiento. Me gustó muchísimo, sentí que era la forma en la que quería hablar y decir algo, a través de la música de los grandes compositores. Creo que es importante mantenerlos vivos y seguir imponiendo su mensaje. En estos tiempos a veces corren peligro”.Su decisión de dedicar su vida al piano “fue casi instantánea, ya en las primeras clases le decía a mi madre que quería hacer eso el resto de mi vida. Todavía era un niño, no era para tomarse en serio. A los 11 le dije seriamente a mi mamá que me llevara a otra parte a seguir con la formación: me sentía un poco estancado. Desde los 11 años iba y venía a Colima a tomar clases de piano hasta que a los 13 años mi mamá me dejó ir a vivir a Colima con una tía. Nos costó a todos, es parte de los sacrificios que hay que hacer para lograr una buena carrera”.En las próximas semanas Saúl viajará a Estados Unidos para allí continuar sus estudios en la Manhattan School of Music (la licenciatura en música, con especializad en piano): “Regresaré en vacaciones a México, buscando que sigan invitaciones para continuar presentándome acá. Estoy muy emocionado, con algo de miedo. Nueva York es una ciudad gigante, impresionante, pero también llena de sorpresas, de cultura. El MET, NY Philarmonic, está todo al alcance”.De sus gustos en el repertorio, comentó: “No podría decir que tengo alguna pieza favorita. Hay tanto repertorio digno de tocar y de estudiar que no podría nombrar unos cuantos. Compositores podría decir los que me siento más cómodo tocando. Me gusta mucho tocar Prokofiev, Liszt, Rachmaninoff, Beethoven. La obra o el compositor que toque me emocionan mucho. He estado un poco en el repertorio de compositores latinoamericanos. Me gustaría explorar eso, formar programas para dar a conocer a estos compositores menos escuchados y difundir su obra. Hay que tener un balance entre tocar las obras muy conocidos, las que todos amamos, músicos y melómanos, y tratar de buscar otras obras con algún valor, sacar esas obras y no dejar que mueran”.