El interés artístico siempre estuvo presente en Paola Nava, y aunque la pintura figuraba como un posible futuro, ser testigo de la magia sonora desprendida por una orquesta infantil con un repertorio navideño, en su natal Venezuela, despertó en ella un nuevo camino: la música clásica, sin imaginar que años después, México se convertiría en su segundo hogar al integrarse como violinista en la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), entonces dirigida por el maestro canadiense Marco Parisotto.Tras darse cuenta de las audiciones que la OFJ emprendió para reformularse en el 2015, Paola Nava recuerda con humor la inmediatez con la que logró concretar su llegada a México para formar parte del ensamble musical más representativo de Jalisco, y aunque este nuevo desafío le implicaría adaptarse a una nueva cultura en cuestión de cuatro días, a siete años de llegar a Guadalajara y estar nacionalizada como mexicana, la violinista señala sentirse cada vez más tapatía y arropada por el público que en cada función abarrota el Teatro Degollado.“No sabía si me iban a seleccionar, todo pasó en cuestión de cuatro días, no me la creía. No sabía mucho de México, pero nunca pensé que vendría a vivir acá. En técnica, en mi trabajo sabía que lo podía hacer al 100%, no era mi temor, pero yo era muy joven (…) el primer año fue el más difícil, sentía que una parte de mí estaba en Venezuela, pero ahorita me siento más tapatía”, comenta en entrevista con EL INFORMADOR. Paola, quien llegó a México con 19 años de edad, recuerda claramente que si bien en su casa no había antecedentes de alguien dedicado a la música, siendo su padre diseñador gráfico y su madre artista plástica, sí rememora que de alguna u otra manera la música clásica y las grandes obras sonaban constantemente en su hogar por impulso de sus abuelos admiradores de figuras como Pavarotti o Plácido Domingo, por lo que cuando emprendió su primera etapa de formación no le fue tan extraño adaptarse a uno de los instrumentos más versátiles, pero también más caprichosos de todos: el violín.“Recuerdo que me llevaron a un concierto navideño donde tocaban orquestas infantiles y fue la primera vez que escuché una orquesta, fue directamente una fascinación la que tuve con el violín, encontré algo que me gustó más que la pintura, desde ahí empecé con querer estudiar violín”, puntualiza Paola Nava al celebrar el respaldo que le brindó su familia para impulsar su sueños; fue así que con 11 años de edad se integró al reconocido Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. “Era algo que veía, que me gustó y quería aprender, pero entonces no sabes cómo le vas hacer. Mi familia siempre pensó que lo haría como hobby, que quizá podía estudiar otra cosa, porque en mi familia nadie era músico y nadie sabía cómo era este tema en Venezuela, y aunque estaba la crisis económica, el programa del Sistema de Orquestas sigue y ha sido llevado a diversas parte del mundo”. Si bien Paola Nava considera que hay un talento orgánico y natural en quienes se vinculan al desarrollo musical, destaca que el camino de aprendizaje, en cómo adueñarse de un violín no es nada sencillo, pues aunque haya habilidad, la clave radica en la dedicación y constancia para lograr estar a la altura de las grandes orquestas y proyectos en este sector.“No es nada sencillo, pero cuando tienes demasiadas ganas, cuando eres niño es más fácil aprender un instrumento, tienes más tiempo, absorbes toda la información. Una de las cosas que me ayudó mucho en el Sistema de Orquestas fue que todo lo que vas aprendiendo fue en un entorno, no vas solo, siempre estás con otros niños, estar en grupo te ayuda a soltarte más. Aprendes del instrumento viendo, escuchando”. Ante la complejidad de tocar el violín, Paola Nava resalta la versatilidad de este instrumento y sobre todo que es, al igual que la viola, el que mejor representa y se aproxima a la voz humana: “Es como el cantar, a diferencia del piano, que puede ser un instrumento entre la cuerda o la percusión, pero en el violín tú puedes sostener las notas y generar esa intensidad si quieres transmitir una emoción triste o alegre, puedes hacer lo que se te venga a la mente”.Paola Nava recomienda el documental “El arte del violín”, dirigido por Bruno Monsaingeon, para quienes desean conocer a profundidad lo que implica dominar este instrumento, pues en este largometraje, además de tener los testimonios de los violinistas más destacados del mundo, también se reflexiona sobre cómo ha cambiado la forma de tocar el violín en la historia. CT