La artista plástica Paola Ávalos exhibirá en el Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), a partir de hoy, las piezas resultantes de su estancia en el recinto como invitada al programa Artista en Residencia; así, bajo el nombre de “Silencios sonoros”, la muestra —que contó con la curaduría de Adrián Guerrero— reúne una veintena de piezas en diferentes soportes donde predomina la técnica de la encáustica. La muestra estará abierta hasta 16 de octubre de 2022.En estos términos, la estancia de Ávalos como Artista en Residencia del MUSA se verificó del 14 de junio al 7 de agosto, en la Sala 6 de la planta alta; se trata de una actividad educativa que pone en contacto a los visitantes con los procesos creativos de un artista y para ello se acondiciona un espacio a modo de taller, donde desarrolla su trabajo durante un tiempo establecido, y el público tiene la oportunidad de interactuar. En cuanto a la residencia, Ávalos refiere, en entrevista con EL INFORMADOR, que tras recibir la invitación directa del museo, le plantearon la idea y objetivos, “y desde ahí no sabía muy bien qué esperar, pero llegué sin muchas expectativas y abierta a compartir; al final, resultó todo mucho mejor de lo que esperaba, porque no sabía qué y fue una experiencia pesada, porque somos celosos de la manera en que trabajamos y los tiempos”.Con todo, especifica la artista, “la dinámica fue diferente; al final hubo mucha retroalimentación y el diálogo fue fructífero. Se recibieron perfiles de todo tipo: estudiantes de arte, personas que habían escuchado de la técnica de la encáustica, interesados en el trabajo de manera más discursiva, así empezó a fluir todo”. Como técnica antigua y poco practicada en la actualidad, la encáustica —comenta Ávalos— “fue motivo de interés en la residencia, fue una sorpresa, tanto en la gente (entre ellos, artistas) que no conocía que se trabajaba de modo distinto a la pintura; yo trabajo estos procesos de modo ‘caliente’, con implementos que hacen a este espacio parecer más una cocina que un taller, algo que despierta la curiosidad”.Este interés por parte de nuevas generaciones de artistas en la encáustica es, en palabras de la creadora, “algo que, desde su lenguaje, combina muy bien con los nuevos lenguajes conceptuales y contemporáneos, sus posibilidades con muchas y, por eso, es mi técnica principal y en cada oportunidad que tengo de explorar más allá me doy cuenta que es una posibilidad más en el abanico de herramientas para la plástica”.Ahora bien, en opinión de Ávalos, “la cera es una materia que fluye, al trabajarla en caliente; y eso te da una sensibilidad que a pesar de que puede ser azarosa, dar cabida al accidente, desde la forma en que la trabajo espero justo ese accidente porque deseo ver de qué soy capaz, quisiera decir que uno aprende a dominar el accidente, a leer un poco cómo se comportará la pieza, pero eso permite la experimentación”. En lo que respecta a “Silencios sonoros”, indica la artista, “el resultado me sorprende; fue un tiempo corto y existía la presión de completar un cuerpo de obra. Al final, el ejercicio comienza desde el día uno, pero todo el tiempo está la consciencia de tener que presentar algo. Pero trabajar bajo presión no estuvo mal, estar abiertos y en contacto con el público ralentiza un poco este proceso, pero fue enriquecedor, y el resultado fueron alrededor de 20 piezas, unidas a través de la percepción del silencio, la idea que decidí retomar a las dos semanas de la residencia, gracias a la interacción con el público”.De acuerdo con eso, detalla la artista, “esto se dio de manera personal, retomar la idea que había elaborado en otra exposición, pero de manera menos intimista, sino desde un entorno que no es el mío, pero al final esta necesidad de silencio ocurre para poder fluir. Y esta reflexión me condujo a experimentar con la textura, para poder comunicar esta reflexión en la obra”. Finalmente, la mayor parte de las piezas fueron “intervenidas con encáustica; pero en la residencia pude experimentar con nuevos materiales: trabajé sobre superficies de barro, en placas; otras piezas salieron de la bidimensionalidad (se podrá ver una pieza tridimensional en la exposición); hice otras sobre papel (donde utilicé la monotipia, que me parece un ejercicio fluido de pensamiento)”.Ávalos agrega que “en este ejercicio hay una colaboración con Abigail Vásquez, con quien tenía tiempo queriendo hacer un proyecto juntas y ella, como música, consideró esto como la oportunidad adecuada, y a partir de su experiencia sonora: una de las salas está intervenida por un diseño sonoro que ella, amablemente, decidió plasmar y que combina los sonidos que produjo con la obra”. CT