Defensor de los derechos de los migrantes, el polémico sacerdote católico Alejandro Solalinde presentó en la FIL el libro “Los migrantes del Sur”, su historia de vida escrita por la antropóloga Ana Luz Minera y editado por Lince Ediciones.Para Solalinde es necesario voltear la mirada hacia los migrantes, pues en un país donde la inseguridad y la violencia imperan, son ellos los que se encuentran en la peor situación: “Los migrantes son los que llevan mayor peso de la violencia, llevan las consecuencias del sistema capitalista. Hacen negocios con la vida humana, comercian”.Ana Luz Minera agregó al respecto: “Los migrantes están viviendo situaciones de violencia exacerbada (secuestros, extorsiones, abuso de autoridad, violaciones de niños, mujeres). No pueden ser ignorados. Nos quejamos del trato que se les da a los mexicanos en Estados Unidos y aquí está siendo muchísimo peor”.A pesar de que hace más de dos decenios se firmó la paz del conflicto armado en Centroamérica, sigue habiendo violencia y generación de migrantes. En el paso se topan con situaciones mucho peores: “El problema es muy profundo. No es nada más haber firmado la paz. No, la violencia siguió, nadie se preocupó por esos niños, por los que combatieron en ambos frentes. Nadie se preocupó por cerrar las heridas que quedaron abiertas en El Salvador. La violencia sigue, en aquellos años en Guatemala también. Son heridas abiertas. Se está reflejando un foco, un nicho, una fuente de violencia que los obliga a migrar. Pero esa violencia la encuentran en el camino”.La situación ha devenido en una crisis humanitaria en la que incluso se han cometido crímenes de lesa humanidad, como la masacre de migrantes en San Fernando. Sin embargo, el gobierno mexicano no ha reconocido con esos conceptos la situación.De ello, Alejandro comentó: “Me acuerdo muy bien que esa vez la embajada estadounidense nos convocó. A varias agencias de la ONU y al albergue, también. Éramos seis entidades analizando lo que pasó. Lo anuncié: dije que esa era una crisis humanitaria. Tomaron nota. A los dos días Obama estaba diciendo ‘Esto es una crisis humanitaria’. Pero México no lo entendió así. Yo lamento muchísimo que haya venido el cardenal Pietro Parolin, representante especial del Papa, secretario de Estado. Le dio una importancia enorme a la crisis de migrantes menores, estaba dispuesto a colaborar. México tenía un as bajo la manga: el programa especial para migrantes, con un perfil completamente de derechos humanos. En cambio, inventó el Programa de la Frontera Sur (como una traición a esa crisis humanitaria), una respuesta desproporcionada y contradictoria. Es un vil operativo policiaco. No puede ser de otra manera: el Instituto Nacional de Migración se ha ‘policializado’. La crisis no se terminó en 2014, ha seguido. No se ve, no se percibe porque ya se han dispersado, no podemos cuantificarlos. Nadie tiene el número de lo que está pasando”.En “Los migrantes del Sur”, Ana Luz Minera relata las experiencias de Alejandro Solalinde en el albergue de Ixtepec (Oaxaca), las denuncias hechas a la violación de derechos humanos, además de contar la historia personal del sacerdote.