Jueves, 21 de Noviembre 2024
Cultura | Arquitectura

¿Y el anillo de Luis Barragán?

En 2014, una artista conceptual buscaba crear un diamante de 2 quilates usando 525 gramos de las cenizas del arquitecto Luis Barragán y lo logró...

Por: Osvaldo Rondan

iStockphoto/ atom0510

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La transformación del arquitecto jalisciense Luis Barragán, hombre ilustre de Jalisco, único premio Pritzker de México, cuyos restos salieron de la Rotonda para convertirse en un diamante, podría ser un cuento, pero uno de los que sí resultan reales.

La historia se remonta al 2014 cuando la artista conceptual Jill Magid contactó a los descendientes de Barragán para un permiso atípico: exhumar los restos del arquitecto. ¿El motivo? Jill buscaba hacer un diamante de dos quilates con 525 gramos de las cenizas de Barragán.

ARCHIVO/ ALEJANDRA LEYVA

Un poco más atrás en el tiempo, en 1995 el enamorado empresario suizo, Rolf Fehlbaum, compró a su prometida, la historiadora Federica Zanco, el archivo profesional de Barragán como regalo de compromiso. Desde entonces, el archivo pertenece a la Barragan Foundation, en Basilea, donde se limitaba el acceso a otros arquitectos, estudiantes e historiadores.

El diamante de Magid buscaba desatar este impedimento: Zanco lo recibiría a cambio de devolver a México el archivo profesional de Barragán, sin embargo, tal intercambio nunca se llevó a cabo. 

La familia del arquitecto aceptó la exhumación y todo el proceso se documentó con el nombre de La Propuesta, que se expuso en el MUAC en 2017. Cinco años después la maestra, Laura Ayala Castellanos, retoma esta historia en su libro “525 gramos. Jill Magid: la transformación de Luis Barragán” (Artes de México) y lanza un análisis estético sobre este pasaje. La maestra Ayala Castellanos pensaba en cuán  alto había podido escalar la artista conceptual Jill Magid para la elaboración de su mensaje artístico, performance o auténtico intento de recuperar el archivo profesional del arquitecto, -solo Jill lo sabe-, confiesa la autora cuya pregunta base para estudiar la elaboración  de este mensaje fue desde el comienzo de la investigación: ¿cómo era posible que los restos mortuorios del arquitecto Luis Barragán, hombre ilustre de Jalisco, único premio Pritzker de México, salieron de la Rotonda para convertirse en un diamante?

Teniendo en cuenta que en 2017 este fue uno de los más grandes escándalos que ha tenido el mundo de la cultura en México, la pregunta parecía simple pero la maraña de detalles que obliga a responder, la volvieron una investigación profunda que culminó en el libro, próximo a presentarse el 7 de septiembre en el Musa. En entrevista con la autora, ella relata que no se encontró solamente con un complejo proceso que abarcó estrategias legales, institucionales, mediáticas y hasta sociales, sino que también descubrió a una artista determinada, persuasiva y polémica, en cuya mitología, la conversión de los restos mortuorios en diamante está comprometida a nivel personal.

¿Por qué desmenuzar y señalar parte por parte los videos, réplicas y documentación del proceso de este diamante el cual sería intercambiado por el archivo profesional sin haber tenido éxito en ello?

“Porque son distintas formas las que se deben emplear para enfrentar al arte contemporáneo y al arte moderno. Las reglas cambiaron: el ‘me gusta’ y él ‘no me gusta’ son rebasados y se te exige que leas, hay que entender”.

La investigadora se sirve de la ruta de Magid para ofrecer un replanteamiento sobre la percepción del arte conceptual, y no en vano, pues de otra forma, la última palabra respecto a este, por demás, interesante pasaje, sería la del escándalo y la polémica, que definitivamente fue la versión más recurrida en los círculos mediáticos, comentocráticos y hasta institucionales.

Magid cuestionó la forma en que la fundación suiza manejaba el legado profesional del arquitecto mexicano, pero en su camino exhibió cómo logró que los restos del arquitecto Luis Barragán, hombre ilustre de Jalisco, único premio Pritzker de México salieran de la Rotonda… enunciado ya muy socorrido en este texto porque precisamente fue el que más se replicó en medios, redes sociales y sobremesas, el que hizo sentir exhibidos a funcionarios y albaceas, el que le ganó un cariz de frivolidad a la artista entre muchos opinadores, sin ocuparse en mirar la profundidad del proceso para hacerlo posible y que cinco años después Ayala Castellanos desmenuza, explica y presenta. El libro “525 gramos. Jill Magid: la transformación de Luis Barragán”, es una segunda versión ante la polémica.

ESPECIAL/ Cortesía

¿En qué nos quedamos con el anillo?

Ayala Castellanos señala que el anillo se encuentra en el San Francisco Art Institute, que financió el proyecto de Magid. El intercambio por el archivo de Barragán no se realizó, fue una fábula, un performance.

CP

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