Publicado por el prestigiosa editorial Artes de México, el libro “525 gramos. Jill Magid: la transformación de Luis Barragán” (2022), de Laura Ayala Castellanos, parte de la sorpresa y la curiosidad ante un hecho en muchos aspectos incomprensible, parte de los restos mortales de una figura histórica de la arquitectura son convertidos en diamante gracias a la iniciativa de una artista plástica; se trata de una historia verdadera y sorprendente que provocó el escándalo de algunos, la fascinación de otros y motivó -como en el caso de la autora- una reflexión en torno al arte contemporáneo.De esta forma, explica la autora, este proyecto parte “del asombro de enterarme de que parte de las cenizas de Luis Barragán habían sido convertidas en diamante; me puse a investigar y a partir de ahí hice un ensayo con el que traté de dar respuesta a eso sino qué había más allá de lo que los medios nos compartían, y hacer una investigación desde un punto de vista estético y no como escándalo o como algo abordado ya por la prensa (y con anticipación a mi trabajo)”.Una idea descabelladaAsí, continúa Ayala, “empecé a dar respuesta a mis preguntas, desde cómo convertir cenizas en diamantes hasta cómo se financia un proyecto así o se concibe una idea tan descabellada; y revisé la obra de Jill Magid desde sus inicios, sobre todo los últimos diez años en los que su obra ha sido muy discutida en relación a su validez o no como arte. Y quería revisar todo eso”.Y en ese sentido, también hubo de revisarse nuevamente la obra de Barragán y la diferencia entre arte moderno y contemporáneo, “porque puede causarnos dificultades a la hora de acercarnos a obras como las de Jill Magid. Así fui avanzando hasta llegar a mis respuestas, que quedaron plasmadas en este ensayo, que consta de una presentación, seis capítulos y un anexo (donde se explica quién es quién en cuanto a las instituciones involucradas en este proceso)”, indicó la curadora y promotora cultural.Otras instanciasCon todo, a pesar de que Ayala sí toca “los puntos controversiales”, lo hace “no desde una óptica periodística sino estética; y pongo ejemplos, pero mis puntos de vista se basan en la teoría del arte, aunque mi libro no es un tratado filosófico ni lo pretende, pero es así para poder dar respuesta a mis preguntas, pero traté de tomar una posición neutral y fría, entender el proceso que llevó Magid y cómo se involucran en el arte contemporáneo otras instancias que no hubiéramos pensado jamás (como contar con un grupo de abogados especialistas en derechos de autor en tres países distintos)”.Asimismo, la autora destaca que a diferencia de, por ejemplo, un pintor, Magid “diversifica sus medios e involucra las reacciones que causa su obra como parte de sus narrativas, de modo que hace intervenir a sectores que normalmente estarían muy alejados del arte. Eso fue conclusivo para mi investigación, y disfruté mucho conocer lo que ella había hecho (por ejemplo, que el tema de convertir en diamante las cenizas ya lo había explorado ella desde hace una década)”.Ir más alláEl objetivo era -dice la escritora- “ir más allá de ver esto como una profanación o escándalo, porque hay muchos puntos de vista en este sentido. De igual manera, así como la obra de Barragán asume la búsqueda de la belleza, la obra de Magid no, sino que aspira a cuestionar, formular preguntas sobre cómo se administran los legados artísticos o patrimoniales; las diferencias entre un arte y otro son notables. Y el espectador de arte contemporáneo debe involucrarse más con la obra para averiguar de qué se trata”.Finalmente, comenta Ayala, ahora el hecho artístico ha ocurrido en nuestro país y no fuera, “aunque la protagonista sea una estadunidense, que además es una artista que aborda el tema del arte para museo, sino que además es guionista, escritora, cineasta; esto es, una artista del siglo XXI que no queda al margen de la obra sino totalmente involucrada con las piezas. Ella es parte de la obra”.TOMA NOTASABER MÁSSobre la autoraLaura Ayala Castellanos es Maestra en Arte Moderno y Contemporáneo por Casa Lamm y Licenciada en Diseño Industrial por la Universidad de Guadalajara (UdeG). Ha tomado cursos de Curaduría, Gestión de Exposiciones, Manejo de Colecciones y Pensamiento Crítico a través del Arte. Ha trabajado en la promoción cultural por más de treinta años en diferentes cargos y fue directora ejecutiva de la Fundación Universidad de Guadalajara, A.C. y Coordinadora de Exposiciones y Educación del Museo de las Artes (MUSA) de la UdeG.