A través de Debate, editorial de Penguin Random House, el arquitecto y escritor, Ilan Vit Suzan presenta su ensayo “Cortés, nuestro primer Maquiavelo”, un texto que correlaciona los ideales y las andanzas de dos grandes “villanos” de la historia: Nicolás Maquiavelo y Hernán Cortés, donde todas las intrigas y maquinaciones que el primero recomendó hacer, el segundo las perpetró durante la Conquista en México. Sin embargo, ambos jamás se conocieron ni supieron de sus obras.Este ensayo reconstruye aquellas gestas y le muestra al lector las grandes dinámicas de la historia y los vasos que comunican a las sociedades, a las personas e incluso a continentes y océanos de distancia. El autor revela un modo completamente nuevo de entender a ese par de “villanos”, y ofrece un modo revolucionario de aproximarse a la Europa del siglo XVI, “luminosa pero brutal, y a aquella América en ebullición, campo de batalla y laboratorio de ideas”, destaca la sinopsis del texto.A propósito de esta obra, EL INFORMADOR conversó con llan Vit Suzan sobre el motor creativo detrás del ensayo. “Desde muy niño me apasiona la historia y la arqueología. Soy de esa generación en la que ‘Indiana Jones y El arca perdida’ nos sedujo en la infancia y en la adolescencia. Y en mi carrera como arquitecto fui virando más a trabajar con el INAH, tengo una maestría en conservación de monumentos”. “Particularmente lo que quería era especializarme en restos arqueológicos en México. Entonces, todo esto me ha mantenido muy interesado y leyendo sobre Mesoamérica, particularmente a Teotihuacán le he dedicado parte de mi carrera donde también fui parte de la dirección y administración del sitio”, destaca el autor, detallando la raíz de su interés por el contexto prehispánico. “Cuando vi venir el 2021 como una fecha muy significativa por marcar los 500 años de la caída de Tenochtitlan, me pareció muy apropiado volver a poner atención a este periodo de la historia de México para tratar de entender hasta qué punto nos ha marcado y cuanto de lo que sucedió en ese periodo a manos de este individuo (Cortés), que es un personaje tan singular, merecía volver a revisarse”. Ilan Vit Suzan resalta que como historiador no está aportando nada nuevo a la biografía de los personajes históricos que aborda, sino que buscó tratar de entender a Hernán Cortés, por ejemplo, desde una perspectiva distinta, “que nos permitiera entender por qué este personaje tan singular logró lo que logró y que en ese sentido, para Maquiavelo, particularmente en ‘El príncipe’ lo que más le interesa es tratar de entender lo que él llamaba ‘El hombre nuevo’, alguien que es lo suficientemente audaz, ambicioso y talentoso para obtener poder donde nadie se lo ha dado”.Agrega que “él (Cortés) se lo ganó a sí mismo y se produjo de la misma manera, es alguien que arrebata el poder, no lo hereda ni se lo entregan”, refiere al autor quien vuelve a recordar a Maquiavelo, al destacar que las personas con estas características como Cortés, “tienen un talento inhumano”, pues son individuos que supieron dominar, someter y controlar a las personas.“El libro lo que está tratando de resaltar es cuántas de estas cualidades y capacidades que son instintivas en Cortés, hacen que pueda, con un puñado de individuos, en un par de años, doblegar a uno de los imperios más robustos de la historia de la humanidad, eso no lo puede lograr mucha gente”.Además, refiere Ilan, que Maquiavelo después de sufrir la derrota del proyecto político al que dedicó su vida, la República de Florencia, terminó en prisión y fue torturado, hasta exiliarse en la tierra de sus padres, donde justo se sentó a escribir sobre la forma en la que él entendió acerca de los poderosos de Europa. “Donde estos hombres desarrollaron estas habilidades para dominar y controlar, como el rey Fernando de Aragón, el Papa Alejandro VI y su hijo César, quienes eran de la Península Ibérica, como Cortés. Entonces, algo nos está diciendo Maquiavelo de que este talento fluye en los españoles. Y el argumento del libro es que esto se debe a los 500 años que llevan de tener la cruzada en casa”.El autor confiesa que lo que le interesa con este ensayo es que el lector se dé cuenta que estas mentes maquiavélicas han trascendido al paso del tiempo con otros personajes en el poder y en distintos contextos y geografías. “Mi interés como historiador no es proveer de información y entretenimiento para que los lectores estén bien informados, sino que para mi gusto esto es una cosa más terapéutica, voltear al pasado para conocer nuestra historias y así entender nuestro presente y poder tener un estado de salud mental más robusto porque nos conocemos mejor”. De profesión arquitecto, el autor muestra su interés por el legado cultural de México, por lo que desarrolla diversas acciones, desde la conservación del patrimonio edificado, especialmente del legado arqueológico en Teotihuacán, Monte Albán y Dzibilchaltún, entre otros sitios, hasta la formación de profesionales en el INAH y la UNAM. Gran amante de la historia de nuestro país y al mismo tiempo gran observador de las pasiones humanas, de acuerdo al INAH, es autor del libro “Teotihuacán: Una ciudad para toda Mesoamérica”.Tiene un doctorado por la Universidad de Texas en Austin, y se dedica al estudio de la fenomenología, neurobiología y semiótica, áreas asociadas con la manera en que la mente humana confiere significado a las cosas, especialmente a edificaciones antiguas. Su tesis doctoral fue impresa por la editorial inglesa Ashgate bajo el título “Architectural Heritage Revisited: A Holistic Engagement of its Tangible and Intangible Constituents”, cuya versión en español está a cargo del Fondo de Cultura Económica.Dedica también buena parte de su trabajo a entender cómo esta herencia material se relaciona con el legado intangible, con el que está íntimamente ligado. Es desde esa perspectiva que ahora se ha volcado sobre la herencia intelectual de ese periodo que ha marcado nuestra historia, la conquista del México prehispánico. El Renacimiento transformó cada aspecto de Europa: la pintura y la literatura, por supuesto, pero también los modos de hacer la guerra y la política. El hombre que mejor entendió esto fue Nicolás Maquiavelo, y quien mejor lo llevó a la práctica fue Hernán Cortés. Ninguno conoció las hazañas del otro, pero sus pensamientos y acciones parecen estar unidos por un misterioso lazo invisible del destino. CT