Como gastrónoma y docente confieso que desenterrar y ubicar esa raíz coquinaria no es tan obvia como pareciera; en la mayoría de las escuelas te enseñan primero a dominar las técnicas extranjeras y un sinfín de bases francesas mucho antes que nixtamalizar y hacer desde cero una tortilla. Así egresé: orgullosa y con bases internacionales, pero con una ignorancia abrumadora por lo nacional.Todo cambió después de mi primera crisis existencial gastronómica en el 2014, fue durante un viaje en Morelia, Michoacán, en donde conocí a la maestra cocinera tradicional Benedicta Alejo, confirmo que mi encuentro con ella sí me cambió la vida y mi ruta profesional, dejé definitivamente mi perfil de repostera para enfrentarme y enamorarme por completo de la cocina tradicional mexicana.Reconozco que antes de platicar con ella nunca había escuchado los términos: tradicional, patrimonio, identidad, no sabía que nuestra cocina es “Cultura comunitaria, ancestral y viva”.Fue así que decidí cambiar mi praxis y compartir con mis estudiantes este preciado sentimiento de orgullo y nacionalismo culinario que se empezó a gestar en el taller de “Zirita” aquél 2014. Como docente en gastronomía me he planteado un objetivo: que adopten a la cocina tradicional mexicana como un símbolo identitario; para ello es necesario enarbolarlo incluso con nostalgia, respetarlo y dejarnos deleitar, sin olvidar que es una dieta nutritiva y cargada de historia.Finalmente, nada de esto puede ser posible sin dignificar a las cocineras tradicionales, estudiar la esencia histórica, ser humildes y respetuosos ante los saberes comunitarios, ritos, celebraciones, temporadas y todo lo que involucra el alimentarnos.Apropiarnos de este arraigo cultural alimentario es un esqueje valioso en este hermoso y basto entramado de raíces ancestrales que se mantienen vivas en lo cotidiano.Karina Torres Cruz, de @México CoquinarioECOS DEL DEBATELas lenguas maternas son un símbolo de identidad que representan los orígenes de una gran cultura. Son claros ejemplos de que la presencia de grandes civilizaciones como la sociedad Maya, quienes expresaban en su máximo esplendor la magnitud de un pueblo y su lengua; la cual representa y testifica un símbolo propio que emana historia e incluso algunas tradiciones. Esto se siente y se debe portar con orgullo para lograr la conservación de estas.Leonardo Reyes Vivanco, participante Mar AdentroRecientemente se han desvalorizado algunas de las lenguas madre que conocemos, y esto provoca que la cultura, de las personas que aún las utilizan se vean amenazadas. Las políticas actuales de la lingüística no ven necesarios el proteger estas lenguas, sin embargo, muchas comunidades han establecido mecanismos para hacerlas renacer, ya que, para ellos en un símbolo de la relación entre su comunidad y los ancestros, es su identidad. Es importante que valoremos y respetemos la esencia de cada persona.Abril Adanelly Santeño Ramos, voluntaria Mar AdentroCOMPARTEEscucha de viva voz a los líderes sociales compartir, en una entrevista, algunas de sus experienciasJuana Karen Peñate MontejoEscritora, poeta, defensora y vocera de la cultura y lengua madre Maya Ch´ol, además de ser ganadora del premio de Literaturas Indígenas de América 2020 (PLIA), con su poema Isoñil ja’al/Danza bajo la lluvia, Juana Karen Peñate Montejo, una mujer que no solo es carismática y amable, sino también determinada, inteligente y con un mensaje que compartir de respeto y conocimiento. Al preguntarle qué es lo que la conforma como persona, menciona pilares muy tempranos en su vida como lo son sus padres y cultura de origen Maya Ch´ol. Lamentablemente la madre de Juana falleció hace un par de años, pero esto no minimiza la importancia que tiene esta gran mujer en su vida. “Siempre fue un gran ejemplo para mí, Juana Peñate se formó a través del carácter de mamá, a pesar de que no hablaba ni escribía el español, dominando solo su lengua que es el ch´ol, ella siempre tuvo esa fortaleza”.Sus palabras y esencia la vemos en este mensaje de empoderamiento y de libertad que daba a sus hijas, del cual Juana, aprendió a tener hambre del mundo, de conocer y de superarse, estos deseos de madre a hijas quedaban en sus palabras “yo quiero que ustedes tengan una vida diferente, que ustedes sepan hablar el español, porque la lengua les va dar una parte de la libertad, pero busquen esa otra parte para que ustedes sepan vivir en el mundo, sepan confrontarse ante las adversidades”. Aún con esta chispa por el conocer y salir, Juana no perdía “su esencia” que en palabras de su madre le daba la seguridad de que “tal vez no tengan la vestimenta o muchas cosas que nos quitaron (...), pero algo que sí tenemos, es el lenguaje, si van a ir a otro lugar nunca pierdan su esencia,” siempre regresen con esta, “cuando ya sepan algo regresen a su comunidad y compártanlo a los niños, a los jóvenes, que aprendan” fue esto lo que le impulsó a salir, siempre regresando a su comunidad a compartir todo lo que aprendía, a construir con su conocimiento en los jóvenes, cosa que sigue haciendo hoy en día, no solo en su comunidad sino fuera, trabajando con niños en educación bilingüe. Aun cuando Juana es una vocera y representante orgullosa de su cultura, este camino no ha sido sencillo, nos cuenta cómo se enfrentó a los primeros choques culturales cuando pasa de vivir en una comunidad a una cabecera municipal. “Me comienzo a dar cuenta del rechazo (...) yo con trabajo hablaba el español y ha sido muy difícil enfrentarlo, ese racismo de parte de la población que no habla ninguna lengua y como tu español no se pronuncia bien, se burlan de ti”. A pesar de ese punto conflictivo vemos que gracias a esta chispa que sus padres encendieron en sus raíces y cultura, ella pasa a ver las cosas de diferente manera “cuando tuve conciencia a los 15 o 16 años, dije; pues sí no hablo bien el español pero eso no significa que no puedo hacerlo, no significa que sea una limitante para mí, para poder prepararme, para poder ser mejor cada día, como decía mi madre, siempre mi esencia está aquí adentro, porque algo que sí tengo es la lengua, es el idioma y con eso me siento muy contenta,(...) me di cuenta que es tan importante preservar nuestras lenguas, nuestra identidad, porque también vienes de una cultura milenaria que es la maya”. Es por esto que Juana nos plantea la importancia de hacer conciencia de lo que eres realmente y aceptarte, para que el mundo te pueda aceptar y en sus palabras, eso viene con trabajo, con constancia, con preparación.Que se asomen a esta ventana, que busquen información de estos pueblos y conocer nuestra identidad, es muy importante que nuestros pueblos indígenas tengan este reconocimiento no solo en papel sino en la realidad, si conocemos esta diversidad de nuestra cultura, creo que es posible vivir en esta paz y armonía que tanto necesitamos en México. Que nos demos esta oportunidad de conocernos para no vivir en el racismo y clasismo que nos dañan”.VOLUNTADESHistorias de éxito que trasciendenChef. José Hugo Espinoza LópezProfesor, chef y emprendedor en el área de turismo, dedicado a crear un impacto de reconocimiento sobre los jóvenes, con la idea de que si lograba compartir su amor sobre la cultura mexicana, traducido por el área gastronómica, con la constante creencia de que a través de una actitud proactiva de enseñanza y actitud positiva, podría compartir su visión de la importancia sobre retomar las raíces, tanto en la lengua como en prácticas, siendo esta una puerta al verdadero conocimiento de la riqueza que ofrece la cocina. Desde 1997 hasta la fecha el profesor Hugo enseña a los alumnos que una palabra para denominar a las técnicas implica mucho más que una simple descripción a lo que se hace, que cada herramienta o técnica es algo más que una conveniencia al momento de cocinar, impulsando una visión reflexiva de lo que tiene su historia y significado, creando así un enlace donde pueden ver toda esta riqueza de este rubro como algo más grande que teoría y da la posibilidad de tener un contacto directo uniendo a ellas, a la vez que integra exposiciones gastronómicas que les permita compartirlo. Es en este punto que se remarca su labor como una historia de éxito, un profesor que no solo cumple con rúbricas de evaluación, sino que se encarga de que los jóvenes reconozcan un aspecto de la cocina mexicana que habla de identidad, reconocimiento a pueblos indígenas y aprender que cocinar con estas técnicas es un privilegio y merece una debida atención.Para leer“Los hijos de la malinche” Ensayo de Octavio Paz.Para saberEn México hay 68 pueblos indígenas, cada uno hablante de una lengua originaria propia, organizadas en 11 familias lingüísticas con 364 variantes dialectales.Para ConocerEl Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) nace con la finalidad de reconocer escritores de lenguas indígenas en América.