Mágico y feliz. Una combinación de palabras que por estos días no escuchamos tanto como nos gustaría, pero que unidas describen a la perfección al Pueblo Mágico de Jerez de García Salinas, cuna del poeta Ramón López Velarde, paraíso de los amantes de la tambora y tierra prometida para quienes buscan el burrito perfecto.Verde, calurosa y sonora, Jerez de García Salinas se encuentra a 57 kilómetros de la capital zacatecana. Durante el virreinato, fue conocida como “el granero de Zacatecas”, por su fértil tierra, propiedad que no ha perdido, pues aquí la mesa siempre rebosa de antojitos y platillos de larga y tradicional receta.Pero antes de sentarnos a comer, vamos a recorrerla. Jerez es una ciudad donde resalta especialmente su primer cuadro, con casas del siglo XIX y principios de siglo XX de techo alto, fachadas lisas y colores alegres, de aceras angostas y una hermosa plaza principal, cuyos árboles ofrecen una deliciosa sombra para protegerse del salir. Los negocios presiden de caballetes y letreros luminosos para lucir sus nombres pintados en los muros, ofreciendo una armonía que es agradable a la vista.Como muchas ciudades de la región, los edificios que más destacan por su belleza son los religiosos (aunque al Palacio Municipal posee un hermoso patio central y en su fachada se aprecia un exquisito arco en la puerta, labrado cuidadosamente en cantera). Uno que llama poderosamente la atención por sus detalles es la Parroquia de la Inmaculada Concepción, hogar de la Virgen de la Concepción. De cantera rosa, su portada está profusamente decorada y es una magnífica muestra del abundante talento arquitectónico y artístico del siglo XVIII.Otros puntos que destacan en la ciudad (por monumentales o históricos) son el Santuario de la Soledad, el Teatro Hinojosa y la Casa Museo López Velarde, donde nació el autor del poema “Suave patria” en 1888 y que conserva el mobiliario de aquella época.Jerez combina lo sacro, lo histórico y la fiesta. Y es que aquí se lleva a cabo al feria más antigua de Zacatecas: La Feria de la Primavera. Comienza con toda la solemnidad y el silencio el Sábado de Gloria. Pero terminada la misa, arranca la pachanga, pues durante una semana, la ciudad se transmuta en un inmenso salón de fiestas, donde abunda la buena comida, los brindis, los caballos (muchos, pero muchos caballos) y la música (especialmente el tamborazo, aunque también llegan artistas de primel nivel a presentarse). En su marco se celebra una cabalgata que convoca a jinetes de este y los Estados vecinos.Debido a la pandemia, la edición 2020 de la feria se canceló, además de que permanecen cerrados algunos espacios públicos (como su plaza principal), restaurantes y museos. Eso no afecta la vitalidad ni el bullicio usual de la urbe, que todos los días le ofrece a los visitantes el mejor rostro.Si de algo de enorgullece Jerez es de su tradición fiestera. En el primer cuadro de la urbe es de ley encontrarse con algún conjunto musical ofreciendo sus servicios o de plano armando barullo. Aquí la tambora, la fiesta, la carcajada y el baile forman parte del entorno. El jerezano es de sonrisa franca y constante, gente que te ayudará si estás buscando una dirección o un lugar donde comer.Se llega como un viajero, pero imposible que al partir no te sientas que estás dejando atrás un nuevo hogar.Si cuentas con automóvil, toma la carretera a Aguascalientes, luego a Zacatecas y después la desviación a Jerez.Omnibus de México ofrece el traslado en autobús. Recuerda verificar las condiciones sanitarias del destino y llevar cubrebocas, gel y lavar tus manos de forma constante.Este negocio apareció en la segunda temporada de “Crónicas del Taco” en Netflix y su sabor le ha valido destacar en la Guía Michelin de Restaurantes, de enorme peso a nivel mundial, además de que ya tiene incluso presencia en Los Ángeles. ¿Su secreto? La tortilla se hace en el local y los ingredientes son de la región. Estos burritos (el de birria es el tradicional) te permiten disfrutar de un sabor de fama internacional por un precio económico (de $20 a $85 pesos). Se encuentran en calle Guanajuato #4.Base de frutas (o café), corazón de hielo y cabeza de helado. Esta trinidad del sabor se llama “raspanieves”, el producto principal de El Paraíso, nevería en el Centro de Jerez fundada por la familia Torres Valdez, cuya receta secreta les ha valido ser visitados por turistas de todo nuestro país, África, Asia y el resto de América Latina. Se encuentran en la calle Del Hospicio 21, zona Centro.La malta y el lúpulo artesanal tienen una base en Cervecería Jerez (calle De la Parroquia 21, zona Centro). Fundada por Jorge Enrique Hernández Martínez, este local busca alimentar la cultura del buen beber, ofreciendo (cuando lo permiten las condiciones sanitarias) catas para apreciar los estilos que produce, así como cursos de elaboración de este precioso líquido.También es restaurante y en Facebook lo encuentras como @CervezaJerez. JL